Toda persona lleva un distintivo, un algo, un
"no se qué" que nos marca como lo que somos; sin tapujos. Ese dato abstracto que corresponde
a cada cual y que jamás en la historia se repitió, es lo que tenemos que
defender hasta el último momento de nuestra existencia; no podemos olvidarnos
de quienes somos, de cómo somos y de qué queremos ser. El contexto es mera
apariencia pero no podemos olvidar que vivimos en el contexto y que él, nos
guste o no, es al final lo que puede acabar cambiando ese interior nuestro. Hay
que vivir con él y amarlo en cierta forma; pero no podemos vivir por él.
Nuestro interior es lo que nos hace ser lo que somos. No dejen que el contexto les modifique porque entonces te diluirás en un sin fin de axiomas sociales sin sentido que, respeten mi opinión, son una mierda.
Si hay una frase de Serrat que llevo por bandera es aquella que dice "que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". Y bien cierto que es. Sólo nos queda acatar la verdad. Pero ojo, no abusen de ella; que aquí lo que verdaderamente vale es lo que somos, no lo que el mundo constantemente quiere que seamos.
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