El amor. Hagan el amor, cocínenlo, vístanlo, cómprenlo si es preciso; decidan lo que quieran en torno a él pero no dejen de tenerlo. ¡Arriésguense por amor, carajo! Déjense la vida por él, que no hay motivo más noble que ese. Crucifíquense, atrévanse a mirar al vacío por un segundo de amor. El amor es el alimento del alma. El amor es ese invento de la naturaleza que nos hace estar un pelín más vivos cada día. El amor nace en nosotros, nos traspasa de arriba-abajo, nos enloquece. Perdemos el control por amor. El amor nos da energía, vitalidad, ritmo. El amor nos hace cruzar océanos, nos hace gozar... Volar, volar por Europa, "safariar" por África o perderse en la India. El amor nos hace esperar. El amor nos hace llorar, nos hace reír, nos da deseos, sueños, alegrías, tristezas, pasiones. En definitiva, nos hace sentir vivos. Con él lloramos, nos ayuda a odiar al olvido, a condenarlo, a cerrar las puertas de amores falsos. El amor es una buena barrera para los/las fulanitas/os de tal. El amor nos hace humanos. Nos hace realistas y utópicos a partes iguales. Nos da un camino, una visión de lo que queremos. El amor es esperanza. El amor es vida, vida, vida y más vida. Cuando pienso en el amor pienso en la felicidad. El amor es confusión. El amor es miedo. El amor es crecer. Jamás en esta vida el amor traerá algo malo. Esto no quiere decir que el amor no pueda causar dolor. En ocasiones queremos una rosa y encontramos un cactus. Querer una cosa y tener otra puede ser algo doloroso. Aun así no lo olviden: todos los cactus dan flores en primavera.
El amor es lo que somos. ¿A caso no somos frutos del amor?
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