martes, 3 de junio de 2014

Fui el primero en fijarme en sus ojos;
soy el último que cada noche sueña con su mirada.
Me quedo esperando a que no quede nadie durmiendo,
los buenos cuadros, como las buenas canciones, se aprecian mejor en la soledad,
del silencio.

Al fin y al cabo es donde mejor me encuentro.
Callado, en mi, sin saber el lugar exacto donde estás.
Deseando sonrisas con felicidad.
Los versos del alba tapados por las nubes de lo incierto;
vaya retórica más infame.

Los caminos del señor son inescrutables,
o al menos eso dicen los que tienen algo en lo que creer.
Me encantaría ser por un día un creyente más;
imaginarme en el mundo de las creencias de mentira, pero que te hacen estar tranquilo.
A día de hoy no he aprendido a engañarme, lo siento.
Sigo siendo el mismo idiota que aprendió a andar,
solo que ahora me caigo más que entonces.

Escribo por motivos que no alcanzo a querer,
releo lo anterior y no encuentro ni un verso.
Será que eso es lo que queda de mi,
el resultado de una guerra que no ha dejado títere con cabeza
y que pervive por el sentimiento errático del que se siente más cerca.

Como dice un poeta "vengo de muy lejos y me sé todos los cuentos".
Yo me sé muy bien los míos, que no son pocos.
De donde yo vengo no viene nadie.
Ergo nadie puede entenderme.
Y no pido que nadie lo haga; al fin y al cabo cada uno de nosotros somos el resultado de nuestras experiencias vividas.
Yo tengo una condena; formo parte de un queso Gruyere que tiene más agujeros que el Valle de los Caídos en la memoria.
Y me aferro a ello, con sus virtudes y con mis fallos, a sabiendas de que es lo mismo lo que me compone y lo que me mata.

Soy ese que se conforma ya con que todo te vaya bien.
Soy el que se despide durante la vigilia.
Soy el que camina sin mirar atrás pero que se lleva una foto para recordar a los que no están.
Al fin y al cabo, así, es la forma de estar más cerca.
No soy más que nadie, ni menos. Soy yo, con todos mis defectos a cuestas y los acepto. Son mis cicatrices y aprendo, cada día un poco más, a vivir con ellas.




Me encantaría ser la peor persona del mundo pero va a ser que no.
Seguiré igual, aquí y ahora, mirando con un ojo lo que me viene; mirando con el otro lo que no alcanzo.


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