jueves, 22 de enero de 2015

             La distancia (como tú, como el mar, como yo, como el viento y el azar) está en el tiempo. Está en los segundos que se me van acumulando, en las sonrisas que me pierdo, en las caricias que quedan lejos, en los sueños que voy soñando mientras espero a que el reloj (aunque sea disimulando) se apiade de mi, de nosotros, y no me desvele.

Y así besarte un poco más.
Y así hacer como que nada envejece.
Y así no parar de soñar
entre las flores de lo que rejuvenece.
Y así dibujar un mundo donde no te vas,
aunque sea por un segundo, solo.

Y así hacer como que nada vale nada y tú lo generas todo.



Y no despertar.
Y no despertar.


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