Duerme mi niña al ladito de la playa,
volando por la arena,
desperezándose entre las dunas.
Duerme mi niña soñando que soñaba,
frunciendo las cejas,
reflejándose en la Luna.
Descansa con el alma llena
y las manos desnudas,
buscando al Sol que la calienta
mientras el cielo la alumbra.
Tiene los ojos cerraditos como almejitas por crecer,
la boca dormida en un suspiro,
y de gallina la piel.
Descansa lo que le deben,
se alimenta del bien.
Su pelo nunca se enreda,
está hecho de gel.
Y entre sus piernas guarda un caramelo
para quien la sepa querer.
Empieza a hacer frío y su manta es demasiado fina.
Por eso me cuelo por su ventana
para darle la mía.
Por la mañana se despierta
y yo me escondo en la cocina.
No quiero que me vea
o me robará el alma mía.
Solo busco quitarle el frío,
para que descanse toda la vida.
Duerme mi niña al ladito de la playa.
Y yo la vigilo por si se resfría.
Hace guardia mi corazón en su mesilla
regalándole todos sus latidos
y robándole las pesadillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario