lunes, 8 de abril de 2019

Un muchachito sin nombre que va y besa.
Y luego tu mirada, 
que le atraviesa. 
Son las tres y suena la campana, 
hay que ir cerrando la ventana, 
que luego la señora de la casa
se queja.

Ha pasado el autobús que iba a ninguna parte 
y en vez de sentarse
se pone a andar.
Hay labios que se olvidan 
y manta que cortar. 
Y a medio camino tiene una amiga que solo quiere recordar.

Es viernes entre el todo y la nada. Emboscada, 
toca tocar. 
Y mientras tanto, al otro lado del pantano, 
se desmaya un poeta 
por cada minuto que se va.

En su mundo camina y ríe. 
Creo que nada le hace dudar. 
Ha encontrado el sitio donde sus estrellas recargan la luz,
y eso que no sabe volar. 
Ya quisieras tú.

En su alma es verano.
Y eso que no para de nevar.
Él le dice que se ha ido,
ella, que cuando volverá.
Y en mitad del camino
otra chica no para de mirar.
Por más que juegue con el tiempo
no aprende a disfrutar.
Se sienta a ver cómo pasa.
Mientras que él se limita a soñar.

Sus sueños están vivos y crecen.
Ya no distingue si la naturaleza es real.
Ha vuelto a cuando era niño,
gracias al tacto
de las que saben amar.

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