viernes, 17 de mayo de 2019

Quería contaros que cuando me mira me late el corazón,
que sus manos me quitan la sed y que hasta los lunes son viernes si está ella.
Quería hacerlo en varios idiomas, pegado a una botella, sin comas, para que así me entiendan las estrellas.

Quería explicaros que es de tez clara, que le gusta caminar entre bambalinas y que no le tiene miedo a nada.
Que en su pelo de noche clara podría dormir yo si no fuera por los temblores que me provoca su cuello.

Ahora que me escucháis, deciros, que sus ojos son dos perlas nacidas en invierno,
que no hay gloria que no pase por sus cuentos,
que escribir merece la pena solo por hablar de sus gestos.

Ahora que os la presento veo en vuestros ojos el reflejo del que nace.
Ahora que os saluda entendéis porqué hoy vivo en carnavales.

Ahora, miradla. Es diamante en bruto, oro.
Poesía, sueños, alegría, belleza. Pura belleza.
Y ahora, miradme. Mirad esta sonrisa que nace en un sueño y muere en estas letras.

Porque cuando pienso en ella me veo en un lugar oscuro en el que solo estamos los dos.
Ella me mira.
Yo le aguanto la mirada.
Me tiende la mano y cuando la cojo, se ha ido.
Siempre está tres metros después,
tocando las puertas del olvido.

Creo que suena el despertador.
Sí, todos se han ido.
He vuelto a soñar con que estabas a mi alrededor.
Mañana te volveré a presentar a mis amigos.

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