El día que me enamoré de ti mirabas de reojo a una cámara,
sostenías un vaso
y yo no estaba.
Sonreías, hablabas de mi.
Hacía frío en mi casa
y jugaba con mi chico.
Ese día me pensabas
y yo pensaba en ti.
Ese día parece que no pasa.
Y si pasa lo hace lento.
Ese día tiene raza
y sopla en mi interior como el viento.
Tus ojos de bombero acalorado
reposan en el pasado
y suenan a rockandroll.
Y a la vez, en el cajón de tus pecados
se cuece un regalo
con soga y tizón.
A veces te imagino y mi mente te ensueña
como si estuviera leyendo un libro
a tapa descubierta.
Y te recuerdo a risa suelta
y a insulto escondido
mientras miro por la puerta
si ya has subido.
Qué más quisiera acariciarte el pelo
mientras te acabas ese vino.
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