De todas las cosas que me gustan de ti
puedo contarte realmente muy pocas.
Porque están en mi mente revoloteando;
todas plenas, todas separadas,
todas juntas, todas rotas.
Esas cosas las voy acariciando
y las coloco entre las rejas de mis desbandadas.
Para que así cuando no me entiendas
puedas cogerlas
y sentirte mía.
Todas esas cosas las puedes encontrar en la calle.
La sonrisa de un anciano con sus nietos,
el beso de una pareja que se ama,
una ayuda y el fin de un aprieto,
la belleza de tu silueta en la ventana.
Las llevo en silencio
y en cada reflejo se me revelan.
Me buscan las cosquillas cuando duermo
siendo en mis sueños
las mejores escenas.
Tus cosas en mi, las que nunca sabrás,
son tan cálidas que podría abrazarme a ellas
como si de una tarde de primavera se tratase.
Y dejar que me hicieran suyas
de la misma forma en la que me atraviesan.
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