Se abraza el tiempo con ternura
cuando sube la temperatura.
Y cuando empieza el frío
solo los elegidos
te calientan el café.
No es cuestión de acierto hacerlo mal.
Más bien es querer
no ser un cuervo sin ojos
un aplasta rastrojos
que solo busque su propio querer.
Me enseñaron que en las malas
no se abandona.
Que la familia es sagrada
Ya elijo bien a los míos.
Importa menos el mañana
si por entonces estamos todos vivos.
Sobre todo, por dentro.
Y cuando llamen a tu puerta
echa el pestillo bien fuerte.
Que lo oigan.
Los que están son el acierto.
El resto arde,
están todos muertos.
Y de vez en cuando revisa el buzón
que siempre queda un melón
por abrir
desde el último verano.
Y coge de la mano el cielo cuando puedas.
Qué está vivo y crece,
crece,
más rápido de lo que tú recuerdas.
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