Te esperé toda una vida
y esperaría un millón más.
Pero los cuadros se han doblado.
Y cuando tocaba recolocarlos
los clavos salieron volando
y yo me quedé como el martillo en la pared.
La hipotenusa es una princesa acostada
y los catetos al cuadrado
se estrellan contra el cristal de la ventana.
Ya no hay vuelta al antaño.
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