domingo, 12 de abril de 2020

-A ver si te enteras que aquí dentro no se puede fumar.
+Y qué sé yo si acabo de llegar.
Mira, tío, no me vayas a molestar.

Hoy el día ha sido largo
casi me da algo.
Me voy a desmoronar.
Hoy me desperté y casi me caigo de la cama,
mi chica en bragas 
pasando la mona en el sofá.
Qué raro, ¿son horas de llegar?
Bueno a lo mío, que pierdo el tren.
Que hoy es el gran día
no la vayamos a joder.
Y el taxi que no llega,
el café frío,
la maleta medio abierta.
Pues nada, que lo he perdido.
Y a las doce que vuelvo,
me enfado,
no llamo,
abro la puerta.
¡Sorpresa!
Ya sin bragas 
pero con otro pavo.
Y me cambio, me alegro.

+Oye tío, encantado de conocernos.

Total si no era para tanto.
¿En la cama? Más bien paradita.
¿En la calle? Había que sacarle la conversación.
¿El corazón? 
Ahí sí, ahí daba la capulla.
Pero bueno, parece que a ella no le latía tanto.
Salgo a la bulla,
llamo a mi amiga especial.
Que ya saben que todo el mundo tiene una.
Pero me cuelga, me jura que me va a denunciar.
Tiro el móvil al suelo.
Me cago en los muertos.
Un policía: -¿Perdona es a mi?
¿Puede ir esto a mejor?
Pues sí, 
me llamó mi abogado.
Que mi ex mujer se ha escapado 
con mi hijo y un cubano 
a hacer las Américas
Son las 7 y no he comido.
¿Mala opción quemarme vivo?
Total, que viene mi hermano 
a pagar mi fianza.
Tranquilo, 
en total confianza. 

-La he pagado con lo que te queda de la herencia.
+¿Qué herencia?
-¿No lo sabías?
+No. 
-Una que nos dejó papá y yo he ido gestionando.

Dios de mi se se está cachondeando.
Me voy a gritos.
Solo queda un bar.
Son las dos de la mañana
y todo parece un solar.

+¿En serio no puedo fumar?





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