él espera,
no desespera,
siempre te va a tener.
Cuando crees que pasa rápido
se vuelve lento en el alma
y por donde ya has cogido
te vuelve a poner.
El corazón no late hacia delante.
Late hacia dentro.
Por más que te quites, te da el encuentro
lo tuyo.
Por más que te pongas, no te será suficiente
lo que no es para ti.
Si estorbo tras la puerta
llamo al taxi y me voy.
Pero si quieres te hago la maleta
y me pierdo contigo, en ti.
No es mi culpa quererte,
ni tuya que me quieras.
Y huir parece miel.
Lo sé porque he huido miles de veces.
Y de todas me he arrepentido.
Y todas las cambiaría.
Y haría un agujerito para que me vieras.
Y de todas me he arrepentido.
Y todas las cambiaría.
Y haría un agujerito para que me vieras.
Y en todos los caminos te he visto.
Y siempre aparecías reflejada en algún sitio.
Y cuando menos lo esperaba decía tu nombre en sueños.
Porque yo buscaba una realidad sin tu acento,
pero mi corazón pronuncia tu palabra
y eso hacía que el mundo me sonara raro.
Hasta me inventé reglas para volver a acentuarme.
Pero es imposible. No puedo.
Ni si quiera quise, en realidad.
Si tengo que actuar
lo hago encogido y falsamente
me pongo a sonreír.
Lo que me hace, lo que me nace
vive enjaulado en una cárcel de piedra.
Que juega
a hacerse el muerto.
Por no molestar.
Pero vive bien vivo.
Y un mundo de turrón
para endulzarte la sal.
Soplando bien fuerte para quitarte las penas.
Pido ser tu esquadrón,
tú hilo musical.
En la noche fría tu sol,
en el día claro tu luna llena.
Y una manta y un colchón
tras un huracán.
Me parece suficiente si es a tu vera.
Compartir un corazón,
cada día verte despegar.
Y tenerte a mi lado hasta que muera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario