miércoles, 27 de mayo de 2020

Me he paseado entre las tinieblas de tu ausencia,
deshojando los recuerdo,
aclarando las carencias
y he encontrado en tus besos
el verdadero sabor del carmín.

He viajado de negro en oscuras diligencias,
sufrido mil suicidios
de sueños sin paciencia
que volaron asustados
porque no fueran a salir.

En cada rincón cabe mi corazón
esperando a ver si pasas
inventando esta canción.
Todas las horas son tuyas,
que mueran las dudas.
¿Y qué hago yo si despertar
me sabe mal
si no te puedo invitar
a vivir conmigo un día más?
No es mi culpa respirar
y que me sacie solo si tú estás.

He cantado como un grillo para que me oigan los peces,
he saltado de mundillo ignorando las paredes
que me pedían que no fuera yo
el que tocara tu canción.

Me he enfrentado a los tiburones con más dientes,
he caído en la trampa de la vida y sus preñeces.
Me he mirado al espejo y he visto tu reflejo bailando en el salón.

Yo vivo lo que me dejan vivir.
No puedo ser un ex patria hasta el fin.
Son todos tus dedos
los cuentos que yo quiero.
¿Y qué hago yo si late por ti
ese duende que vive entre mis cuatro costados?
No sé mentir ni para atrás,
pero sí se explicar hasta dónde me has calado.

Se me cae una pestaña y susurro tu nombre.
Como ese adolescente que ya te escribía poesías por las noches.
Quizás parezca idiota
pero el amor tiene estas cosas.
Solo te puedo prometer ser para ti.
Matarme todos los días porque seas feliz.
Darte lo que soy, no lo que temes.
Cuidarte hoy, cuidarte siempre.

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