lunes, 2 de febrero de 2015


(Cambias)


Si me levanto, si corro, si sueño.
Si me quejo, si no me relajo.
Si me harto, si no freno, si me revelo.
Si salto y me giro, si no tiemblo.
Si me miro, si me vuelco.
Si grito, si me enfado, si quiero...

Si todo lo que piso lo endemonio,
si me hago invisible en mi asiento;
si me asocio en el buen negocio
de no repetir lo que hicieron los muertos...

Si te ignoro cuando te pienso.
Si me apego a los míos.
Si consigo entender al viento.
Si me hago el lleno en el vacío
que da a veces el gentío 
cuando aprieta el invierno
y me queda lejos el abrigo.

Si me hago el tonto más a menudo.
Si viajo aunque sea a otro mundo.
Si me da igual lo fresco, lo maduro.
Si tampoco me importa lo crudo.

Si me acomodo entre ateos.
Si me hago un Indiana Jones
en la búsqueda de la pasión
en el jardín del deseo.

Si me olvido de quien soy.
Si te tengo.
Si me atrevo.
Si voy.

Si estás.
Si no te me pones complicada.
Si cada día te disfruto más.
Si me devuelves la mirada
como yo te la mando, 
si te canto.
Si te asumo.
Si te disfruto.





(Cambias)




.
..
...

Aunque seas rápida, me presentaré ágil.
Si tú quieres, vida, todo será más fácil.
Y si no, este será mi modo de actuar.
Las leyes que seguiré para hacerte cambiar.
Si quieres, me puedes derribar.
Pero, ¿de que sirve hacerme dejar de jugar
cuando lo que te da vida
es la incertidumbre de no saber si sé perder?
Yo no inventé el tango de los suicidas.
Aun así no te preocupes: siempre nos quedará la vejez.