lunes, 15 de junio de 2020

Disfrutar de nuestros suspiros.

Yo llego a la salida y tú esperas tras la puerta.
Acerco mi mano al pomo, a ti tus nervios te queman.
Yo sueño con que estás, pero me da miedo que te hayas ido.

Sé desde mi último final que eres todos mis principios.
Cuando me quiero acostar, me despiertan tus latidos.
Cambiaría de portal solo por compartir tu edificio.

Me haces querer vivir.  Tu piel me tiene loco.
Sé que es seda de la cara, lo recuerdan mis ojos.
Tus pechos la prisa larga del placer que se hace más corto.
Entre tus piernas la suavidad de mi boca y sus antojos.
En tus muslos mis dedos se reencuentran y por tu espalda nunca me siento solo.

Y en tu corazón, el mío, encuentra un hogar en el que sentirse vivo.
Por eso, a un segundo tras la puerta, el tiempo se para a disfrutar de nuestros suspiros.

viernes, 12 de junio de 2020

Tu nombre.

Eres preciosa. Preciosa, coño.
De cortarme el aire.
Hasta gritando.
No he conocido mujer más guapa.
Flores en primavera, y en otoño,
hojas dejando naranja
el hermoso prado.

Un cuadro de Vermeer,
interpretado por Scarlett.
Todos los poemas de Pedro Salinas.
Primeras caricias,
tu maravilloso fantasma hablándome siempre.
Eres cada cosa que aprendo.

Y en todas las hermosuras están tus ojos.
Y en las travesuras del destino la belleza empieza por ti.
Como tu nombre,
que es el comienzo de lo feliz.

Unas palmas acompañando la sintonía de Friends,
una foto a los pies de un acantilado.
Tú, entera.
Alegría y todo descontrolado.

Pero en algún momento, cuando te pregunten por mi.
Yo ya,
me habré marchado.

18/03/2020

Cuando dos personas se quieren sobra el olvido. El recuerdo es una idea fija en la mente; como cuando tienes hambre, que no puedes olvidar que tienes hambre. El tiempo pasa desapercibido, aunque pasen años: el peso de los besos, las caricias, el amor verdadero, la felicidad y las risas siempre se mantiene.
Cuando es de verdad, el terreno recorrido separados siempre parece estar cojo y el alivio de estar cerca del otro se torna extraño, sobre todo cuando ya te convenciste, mentalmente, de que no podía ser; aunque el corazón se llevara las manos a la cabeza todo ese tiempo.
Cuando dos se tienen dentro, el segundero, siempre encuentra una excusa para unirlos. Un café, una pelea, qué más da. En ocasiones la paz del alma solo está cerca de esa persona, aunque la cabeza esté en guerra y la vida te gire la mirada sin escucharte. Porque, de vez en cuando, caen gotas del cielo para llenar de vida un campo que parecía seco y muerto.
El azar es azar porque no tiene dueño. Como el amor, no podemos elegir a quien queremos. Sí podemos, cuando se nos ha dado ese regalo, demostrarlo hasta el final. Y eso no significa ser perfecto. Eso significa afrontar los obstáculos, sean los que sean. Cuanto más altos ellos, más altos tú. Y cuando nada tenga remedio, ser fiel a ti mismo. Querer hasta en la despedida para facilitar que ese amor brille, donde tenga que brillar, aunque no ilumine tu cueva.
Porque eso es el amor verdadero. No tener condiciones a la felicidad del otro.

En ese sufrimiento está el cumplimiento de una promesa que siempre fue tuya: te haré feliz toda la vida.

Que así sea.

jueves, 11 de junio de 2020

¿Cuántas semanas tardaría yo
en olvidarte si estuviera loco?
Porque cuerdo no puedo.
Ni siquiera un poco.
Siempre te has colado en mis versos,
hasta cuando no quería;
mi corazón siempre acababa en tu viento.

Cuando pienso en lo bonito que viví a tu lado
me muero de ganas por volver a tenerlo.
Pero se me escapa y me amputa el costado,
saber que el pasado,
solo nace para perderlo.

Siempre fuiste mi bombilla.
Siempre el calor.
Cuando no tenía, mis pocas sonrisas
Qué lejos quedan tus manos.
Pero qué cerca sentirme un poco más vivo
cuanta más vida das al lado mía.

martes, 9 de junio de 2020

Ad aeternum.

Tienes toda la valentía que el mundo ha creado.
Llevaste en tu vientre la vida y la abrazaste.
Te enfrentas a monstruos que irán cayendo
de uno en uno,
tú tirarás los dados.
Y saldrá el número que tú quieras.

En tu cuerpo tienes la fuerza del amor
y el coraje de la que no le teme ni a la muerte.
No necesitas a la suerte de tu lado,
porque en tus manos,
está el fuego que le dará luz a todo.

Eres la guía de tu propio camino,
el sendero, los tropiezos, la naturaleza.
Eres la solución a tus problemas.
La belleza de todo por dentro y por fuera.
No dudes de tu duda.
Eres viento y marea.

Y cuando la noche más apriete recuerda que tú tienes las estrellas.
Y no te agobies si no las ves: están ahí y las nubes no son eternas.
Tú eres el remedio a todo, solo escucha al reloj.
Tiene un tic-tac incansable que sana todo a su alrededor.

Llegarán, llegarán los festivales de julio.
Serán hermosos.
Serán tuyos.
La felicidad te seguirá ad aeternum.

lunes, 8 de junio de 2020

Lo armonizas.

No he echado más de menos.
No estabas y yo me desvanecía.
Esperarte era ignorar la evidencia.
Pero yo no podía hacer otra cosa.
No he estado más lejos
que cada mes que no aparecías.
Yo me acoplé a un estado de latencia,
escribirte era como coger una rosa.

Jamás he querido tanto a nadie
y eso me asusta.
Contigo todo me suena bien, se limpia el aire.
Las noches se aclaran y vuelven justas.
Y cuando no has estado no ha habido calle
en la que encontrarme.
Si he creído hacerlo, no estaba,
no me encontraba porque no éramos.

Me pregunto qué seré yo para ti
porque tú para mí eres una fuente inagotable de energía.
En el mundo encuentro la salvedad
porque vives en él y lo armonizas.

domingo, 7 de junio de 2020

El nombre de todos mis suspiros.

En tus ojos, mi locura, me pierdo
los meses impares
y, en los pares, tu dulzura,
me encuentro.

En la promesa de lo que queda por vivir
encuentro tu eco
y enciendo mi grabadora.
En tus latidos me quedo.
Intento ser tu sangre
y bailar al ritmo de las olas.
A las tres nunca es tarde
si son dos los que llegan a su hora.

Y en mi reloj solo vienen tus citas.
Y en mi diario los días que te habría dado.
Por eso, cuando hablo contigo me sorprendo,
a mi mismo, soñando con quedarme otro rato.

Llevas tanto en mi pecho que ya es más tuyo que mío.
Siempre respiro esperando que seas el aire que me haga seguir.
Cuando creo que va a ser que no, parece ser que sí.
Y al final eres el nombre de todos mis suspiros.


sábado, 6 de junio de 2020

En todas esas cosas estás tú.

Si quieres quererme no pares.
Si quieres odiarme no tengas piedad.
De ti me enamora cómo hablas,
tus gestos, tus sueños, tus andares.
Me subes al cielo solo con estar.

Contigo disfruto.
Me siento vivo.
Con todos tus besos me sobra para respirar,
con los dedos de tus manos haría yo un nuevo mundo.

Si necesitas insultarme no me pongas bozal.
Si quieres pegarme, atácame al oscurecer.
Ven y acompáñame a esta fiesta
que empecé a preparar antes de renacer.

Si necesitas matarme, me voy a dejar.
Si quieres revivir conmigo lo voy a solucionar.
Amo las cosas que amo
y en todas esas cosas estás tú.

Por cada infierno que pasé sin ti ya había vivido el cielo diez veces.
Porque para mí no hay más cielo que el de tu boca.
Y allí he vivido los momentos más bonitos de la historia del hombre.
Y en cada uno de ellos me sentí como un niño en la noria.



Por las esquinas de la desolación siempre se asoma un niño de tez clara con ánimo de embellecer la fiesta.
Cuando están mal dadas y hasta el cielo parece esquivo y lleno de maleza, siempre hay un pájaro que le da los buenos días al sol para dejar caer la idea de que todo pasa y todo queda, pero que lo nuestro es pasar.
Y en ese paso están los besos, las risas, los disgustos, el dolor, el aprendizaje, el amor, los amigos, los hijos, los padres, los sueños cumplidos, los marchitos, lo poco que nos queda, lo mucho que hemos sido.
Y al final de todo, lo importante es que hayamos besado, aprendido, amado; sido buenos amigos, buenos padres, buenos hijos; que hayamos soñado, que hayamos sido destrozados y que hayamos sentido que todo lo realizado es todo lo querido.
En la libertad está la promesa de una vida que se nos ha dado.
Y no hay nada más precioso que decir adiós sabiendo que todo tu guión se ha completado y que no has tenido que hablar: solo has tenido que ser tú.

viernes, 5 de junio de 2020

Curarse de lo que cura nunca fue una opción.
Es mejor que la marea te cante una oración 
para que los peces te guíen desde el fondo de tu corazón.

Estornudar sin fuerzas,
 ahogarse en un colchón,
huir de toda guerra,
dedicarte esta canción,
soñar con tu presencia
y esperar a que acabe tu actuación.
Esperarte en la puerta,
besarte con pasión,
llevarte el abrigo,
regalarte mi atención,
viajar por tu piel
y que el mejor ayer
sea el insuperable mañana.

Y que me mires y nos riamos.
Y que me quieras que yo te amo.
Y todas las noches
a contar estrellas cogidos de la mano.
Y a bailar,
con música lejana.
Y soltarnos,
para no dejar de cogernos.

jueves, 4 de junio de 2020

Tu sonrisa tiene siete estados
y en todos ellos cabe un beso.
Sus matices son los desencadenantes de otras sonrisas.
En las grietas de tus labios está el silencio de lo que creo.
En tu saliva está la eterna juventud,
de tu suspiros se alimenta el deseo.
En media mueca está la virtud
de todas las carcajadas que te debo.

En el paseíllo hacia tu nariz
se inventan los cuentos.
Cuando se habla del giro de tus mejillas
hasta el alfil
salta por la barandilla
para poderte coger.
Tus orejas se pegan a ti
como lo harían mis brazos.
Tu pelo no para de crecer
y yo quiero que amanezca en mi regazo.

En tus ojos encontré el amor verdadero.
Su brillo me hace amarte.
En tus pupilas se pinta arte,
en tus pestañas se balancea lo certero.
En ellos siempre encuentro la verdad,
y lo sabes.
Y por eso suspiro por ti.
Porque no hay, ni habrá, un amor más puro.

Y yo sé que en los míos también la encuentras.



No soy un pasota de casta y tabaco
de esos que tienden al precipicio.
Si tú te alejas yo me entristezco un rato,
será que te quiero más que por vicio.
Y, encima de todo, me pueden tus maneras
aunque me quemen las manos,
si tú te dejas te doy mi primavera
y con la tuya hacemos un verano.

No me comprometo con otras fiestas
por miedo al deseo
de encontrarte entre mis trajes.
Aunque no me creas yo sí te creo
cuando sales corriendo del baile.
Sí puedo prometer que vaya detrás cuando quieras saltar del vagón,
nunca existió  en mi un corazón
que no mirara de reojo al noble antojo
de dormir siempre en tu mismo colchón.

Del pasado yo me quedo
con haberte acariciado el alma.
En el presente me flagelo
y te suelto mi verdad a la cara.
En el futuro quiero estar cegado
contigo de la mano
y con tres versos por terminar.
En cada sueño que te tengo
apareces por la puerta
y me besas sin rechistar.


miércoles, 3 de junio de 2020

Ella.

Ella se mece en la cara "b" de la luna,
juega a ser diosa en mitad de la marea,
se desnuda por dentro, se viste por fuera,
vive acoplada a una certeza y a una duda.

Ella me pone la piel que salta en levante,
me sacude los deseos,
me los pone por delante,
se vacuna de mis besos
para luego soñar con que se salven.

Ella es lo dulce de la tempestad.
Date por bendecido si te da su tiempo.
Sabe tan bien como yo que no se puede respirar,
en un mundo donde falte una mitad.
Yo no puedo ser yo sin ella.
Ella me quiere sin rejas.

Ella es lo más precioso que encontrarías en la gruta de las maravillas.
Mi precio a pagar.
Mis segundos a devolver.
Terciopelo, imagínatela de blanco.
Con sus ojos marrones, sus sanadores labios.
En su cuello se desliza el agua de los manantiales,
en sus pechos se ahogan mis pecados cada día.

Solo he conocido a una persona con el don de volverme loco.
Solo una.
Lo reconozco.
El don de estremecerme,
de avivarme.
Con las notas de su voz,
el matiz de su cabello,
el crepitar de sus ojos,
la danza de su cuerpo,
el tic-tac de sus pasos,
el tocar de sus manos,
la cicatriz de su rodilla,
los lunares de su espalda,
como usa las palabras,
mi relamer con sus costillas,
su sonrisa enlatada en mi memoria.
Ella,
de mi nada a nuestra gloria.

Daría mi vida por leerle mi corazón todas las noches,
por hacerle el amor.
Matarnos a cosquillas y a besos por las mañanas.
Cambiaría el orden de las estrellas por verla sonreír.
Daría los trabajos que me han hecho,
si eso la sacara de todos los pozos.
En el futuro estaremos los dos,
donde todo es perfecto.

Y, aunque ella no quiera, lo soñaré todas las noches.

martes, 2 de junio de 2020

Mi profecía.

Una melodía se escucha al fondo del salón
y hace preguntas extrañas,
nos quiere a los dos.
Y yo,
que me sobran entrañas
cuando juego a quererte
me muero de amor.

Puede que no pudiera entenderte
pero dejé de quererme,
sé que no tengo perdón.
Y, aún así, me he pasado el tiempo
buscando soluciones a tus sueños;
fue fácil, volví a ser yo.
Yo te hacía perdida.
Depresión sobre depresión.
Y bajo ellas, me encontraba.
Paradoja que tras de mi, te encontré a ti.
Y, ahora, todo tiene sentido.
Yo te quiero conmigo.
Somos la solución.

Aún te recuerdo más guapa que cualquiera
llegar en metro de madrugada.
Cada quince días íbamos y veníamos,
yo enamorado, tú enamorada.
¿Qué quieres que te diga?
No es mi culpa que cuando tú estás
más brilla el sol.
Hago lo que puedo
y sé que te sueño
por encima de mis posibilidades.
Pero también para lo bueno no tengo perdón
y allá donde tú estás 
quiero aterrizar.

Quiero explicarte porqué vivo más cuando estoy a tu lado.
Porqué me importa el mundo un poquitín más.
Porqué disfruto más de lo que disfruto,
si tú quieres que te quiera.
Quiero que entiendas 
que por ti haría lo que sea.
De norte a sur. 
Lo que tú deseas.
No somos tan distintos.
Y donde te nace el instinto,
vive mi profecía.



lunes, 1 de junio de 2020

Después de ti los besos que te debo se hundieron en el mar.
La felicidad que tú me das se secó en seco y tuve que aprender a saltar sin que me ayudaras desde abajo.
Allá donde eras mi mente estaba y por donde yo pasaba las flores se parecían a ti.
Las ojeras eran el producto de no dormir por acariciarte demasiado en sueños.

Por motivos obvios ya no pude volver a amar.
Las noches de excesos y arreglos bananeros no llegaban ni a la categoría de atajo.
Allá donde estaba yo no era y por donde pasaba le giraba la cara a esas flores que se parecían a ti
Mi corazón ya no hablaba y la sangre, intentando darme una lección, me ardía de los pies al pecho.

Jamás he conocido a nadie con quien mejor pueda definir "sentirse como en casa".
Solo tenerte al lado era estar tranquilo,
jugar contigo al amor es el mayor regalo que podía recibir desde cualquier lunes tarde hasta cualquier domingo de noche.
Contigo aprendí que querer no tenía horas
y, si las tenía, solo eran contigo.

Tu boca, tu dulce boca, siempre era un sitio al que acudir para salvar mi alma
Y cuanto más feliz era yo más feliz eras tú y era imposible no ir por ahí volando como si no existiéramos más que nosotros.

Luego fuimos tres.
Y la felicidad que se encerró sola en una bolsa de arena dejó un letrero que ponía: me voy para florecer.
Y ardieron las calles, el tiempo ahogó.
Tú no podías ser de nadie.
Yo no quería.
Y en cada uno se paró medio corazón.
Esperando el día
que todo volviese a encajar.

Vivo tanto tiempo conviviendo con tu fantasma que hasta le he cogido cariño
pero no hay día que no quiera apagar las velas, destrozar el marco de un portazo y salir corriendo a donde estés.
Quedar como un idiota.
Y quedarme contigo.

Ya está bien por hoy.
Mañana volveré a escribir sobre cómo me enamoras.






jueves, 28 de mayo de 2020

Lo que quiero.

Quizás escribir al aire me haga sentir 
que me lees cada día.
Y aunque sea mentira me ayuda a vivir
el imaginarte aquí metida.
Justo en esta cajita que diseñé para ti
donde laten mis manijas
guardo los sueños que me hacen feliz,
junto al recuerdo de tus mejillas.

Y si me dejas puedo ser
tu "Contigo" de Sabina
pero al revés.
Yo si quiero ser todo lo que necesitas.
No separarme de tu forma de vida.
Y viajar por el mundo aunque esté por arder.
Llevar los niños al colegio,
hacernos el disfraz de carnaval.
Ahorrar contigo,
llegar al altar.
Enroscarnos en verano en la arena,
ser ciento volando, ayer y mañana,
la pareja más preciosa del grupo,
ponerle nombre a tus canas.
Regalar la navidad en amor cada día.
Dejarte el lado seguro en la acera,
invitar a tu familia a comer. 
Besar tu barriga como se besa al amor de tu vida por primera vez.
Como te besé a ti.
Sincero por y para siempre. En un gesto.

Demasiadas veces me has hecho el hombre más feliz del mundo para una vida.
Demasiadas veces he sabido que no podía ser más feliz.
Demasiadas veces supe que jamás me enamoraría tanto de otro pelo.

Quiero hacerte el desayuno por las mañanas,
cuidarte cuando estés enferma,
ser lo que sueñas.
Quiero vivir contigo hasta el final.
Enamorarte todos los días.
Ser tu postal.
El paisaje eres tú.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Me he paseado entre las tinieblas de tu ausencia,
deshojando los recuerdo,
aclarando las carencias
y he encontrado en tus besos
el verdadero sabor del carmín.

He viajado de negro en oscuras diligencias,
sufrido mil suicidios
de sueños sin paciencia
que volaron asustados
porque no fueran a salir.

En cada rincón cabe mi corazón
esperando a ver si pasas
inventando esta canción.
Todas las horas son tuyas,
que mueran las dudas.
¿Y qué hago yo si despertar
me sabe mal
si no te puedo invitar
a vivir conmigo un día más?
No es mi culpa respirar
y que me sacie solo si tú estás.

He cantado como un grillo para que me oigan los peces,
he saltado de mundillo ignorando las paredes
que me pedían que no fuera yo
el que tocara tu canción.

Me he enfrentado a los tiburones con más dientes,
he caído en la trampa de la vida y sus preñeces.
Me he mirado al espejo y he visto tu reflejo bailando en el salón.

Yo vivo lo que me dejan vivir.
No puedo ser un ex patria hasta el fin.
Son todos tus dedos
los cuentos que yo quiero.
¿Y qué hago yo si late por ti
ese duende que vive entre mis cuatro costados?
No sé mentir ni para atrás,
pero sí se explicar hasta dónde me has calado.

Se me cae una pestaña y susurro tu nombre.
Como ese adolescente que ya te escribía poesías por las noches.
Quizás parezca idiota
pero el amor tiene estas cosas.
Solo te puedo prometer ser para ti.
Matarme todos los días porque seas feliz.
Darte lo que soy, no lo que temes.
Cuidarte hoy, cuidarte siempre.
Al tiempo le das igual,
él espera,
no desespera,
siempre te va a tener.
Cuando crees que pasa rápido
se vuelve lento en el alma
y por donde ya has cogido
te vuelve a poner.
El corazón no late hacia delante.
Late hacia dentro.
Por más que te quites, te da el encuentro
lo tuyo.
Por más que te pongas, no te será suficiente
lo que no es para ti.

Si estorbo tras la puerta
llamo al taxi y me voy.
Pero si quieres te hago la maleta
y me pierdo contigo, en ti.
No es mi culpa quererte,
ni tuya que me quieras.
Y huir parece miel.
Lo sé porque he huido miles de veces.
Y de todas me he arrepentido.
Y todas las cambiaría.
Y haría un agujerito para que me vieras.
Y en todos los caminos te he visto.
Y siempre aparecías reflejada en algún sitio.
Y cuando menos lo esperaba decía tu nombre en sueños.
Porque yo buscaba una realidad sin tu acento,
pero mi corazón pronuncia tu palabra
y eso hacía que el mundo me sonara raro.
Hasta me inventé reglas para volver a acentuarme.
Pero es imposible. No puedo.
Ni si quiera quise, en realidad.

Si tengo que actuar
lo hago encogido y falsamente
me pongo a sonreír.
Lo que me hace, lo que me nace
vive enjaulado en una cárcel de piedra.
Que juega
a hacerse el muerto.
Por no molestar.
Pero vive bien vivo.

Y un mundo de turrón
para endulzarte la sal.
Soplando bien fuerte para quitarte las penas.
Pido ser tu esquadrón,
tú hilo musical.
En la noche fría tu sol,
en el día claro tu luna llena.

Y una manta y un colchón
tras un huracán.
Me parece suficiente si es a tu vera.
Compartir un corazón,
cada día verte despegar.
Y tenerte a mi lado hasta que muera.

martes, 26 de mayo de 2020

A diario.

No es que me faltes tú,
es que no quiero que me faltes.
No quiero otra cara en la cama
ni en el supermercado
ni al salir de casa
ni otros llantos nacidos de otros vientres
salvo los que salgan de ti.
Esos son y serán vida.
Y los quiero todos.
Quiero escuchar tus carcajadas al otro lado del sofá.
Llamarte cuando no estés.
Que seamos comienzo y salida.

Quiero que me despiertes en la noche a patadas.
Quiero quemarte el desayuno.
Quiero hacer de tus decisiones, mi mundo.
Y bailar contigo cuando llueva.
No es que sin ti no pueda
es que no quiero.
No quiero olvidarme de cómo te huele el pelo
ni de cómo sabe tu hombro cuando lleva sal.
No quiero no volver a hacerte reír de un chiste malo.
Que ya no quiero beber vino solo en Viena.
Yo quiero contigo todas las ciudades.
Y pasarme el tiempo.
Y las edades del hombre.

Que yo quiero derribar las barreras
poniéndome encima de ellas
y gritar tu nombre.
Que yo quiero tu luz.
Y la quiero porque no sé hacer otra cosa que quererla.
Solo pido pasear contigo de la mano. Siempre.
Y que cuando quieras correr, corramos.
Y crear, constantemente crear.
Para que así, cuando no estemos,
brille la vida un poco más al recordarnos.

Tengo un historial de cosas que quiero contigo tan grande
que podría escribir mil vidas
y aún así me faltarían otras mil para cumplirlas.
Y me repetiría en muchas, en todas.
Y eso solo lo siento contigo.
Quiero hacerte feliz,
no solo que seas feliz conmigo.

Convencerte, a diario.
Cuidarte, a diario.
Verte crecer, a diario.
Crecer contigo, a diario.
Soñar contigo, a diario.

Todo lo que dice este poema, a diario.



lunes, 25 de mayo de 2020

Hoy voy a soñar contigo
y acamparé en tu pelo.
Miraré por tus ojos,
escucharé como tus labios hablan en sueños.
Sonreiré recordándote sonreír.
Te acariciaré las manos.
Te arroparé.
Recordaré como vibra tu barbilla cuando estás llorosa.
Me sentará como un puñal no estar para pararlo la próxima vez.
Pero miraré para otro lado,
me centraré en disfrutar cómo respiras.
Me recostaré en tu costado
y plantaré en las praderas de tu espalda los besos que te debo.
Así, aunque nadie los riegue,
dormirán siempre cerca de tus lunares.
Te abrazaré flojito para no desvelarte.
Lo haré como lo hace el aire.
El mismo que respiras.
El mismo que quisiera darte yo todas las mañanas.
Te escribiré versos en las plantas de los pies,
con cuidado, evitando las cosquillas,
para que así mi corazón guíe tus pasos.
Cuando salga el sol me iré despacio.
Roto.
Pero sabiendo que dormiste protegida.
Y, al llegar a casa,
pondré el despertador para despertarme
justo cuando duermas.

domingo, 24 de mayo de 2020

Este poema que lleva tu nombre
suena con un lento punteo.
Y con las luces que eres de noche
me hago un castillo para mis recuerdos.

En tu cuerpo vivía mi libertad,
mis manos en tu agua,
tu garganta crujiendo como el tronco incandescente.
Tu cintura manejando mi tempestad.
Yo que me recreo en tus detalles.

Cuando te fuiste me volví pequeño
y ahora soy tan grande que no te veo.
Pero cuanto más cerca del sol estoy
más fácil es añorar tu veneno.

Y no creas que no te perdonaría
cuando en tus ojos vive la felicidad.
Pero es que me vale tanto la tuya
que no soy nadie ya ni para molestar.

Pero todo los días pienso en ti.
Y vivo rodeado de momentos en los que tú deberías estar.
Sigo siendo el mismo idiota.
Yo te escribo.
Tú planeas tus sueños fuera de mi.

jueves, 21 de mayo de 2020

Ya, retirado y maldito.

Ya, retirado y maldito.
Balón bailando en el aro.
Sueños de niño,
camino del pelo plata de mi padre
y la vida en un grito.

Caín y Abel.
Los dos.
Mis brazos, tu nombre.
Las nubes, tu sabor.
No era hombre,
no merezco ese honor.

Suena el niño en el césped,
colecciona flores para ti.
Yo se las he pedido
mientras sonrío ahogado.
Pobre de mí.

Alcohol en el pecho.
A veces, también dentro.
Te ensueño de reojo y lavo mi mente.
El cielo me ha juzgado,
todo a aquel año es consecuente.

Ya, retirado y maldito.
Intento desprenderme de tu recuerdo.
Pero me persigue.
Viajo a un futuro imposible
cada lunes.
A las 15.
Me lo programo para que no me pille en otro momento.
Pero de nada sirve.
Siempre vuelves,
naces de mis adentros.

martes, 19 de mayo de 2020

En tu forma de vivir se disfruta la niña que aprendió a andar.
La cantante de peluches 
 que envejece y se va.
La que mira a la nada 
y se vuelve a preguntar: 
"¿Qué hago aquí?"

Cuando conduces 
manejas en libertad.
Ese disco de los Beatles 
lo vas a mejorar
si sigues entonando 
con la puta dulzura del jazmín.

Era verano y te apagabas, yo vivía de fiesta.
Como ahora, más o menos, solo que noviembre no era mi feria.
Tu vestido vaquero 
lo hicieron inspirados en París.

Aquella noche no debió terminar jamás.
Tus ojos bien marrones 
y de fondo el mar.
Un frío que pelaba, 
una buena excusa para abrazar.
Pero el tiempo no funciona así,
tanto lo bueno como lo malo viven en el fin.

Y ahora yo soy un desconocido.
Y tú para mi te has ido.
Y qué hermosos éramos y qué monos.
Ahora, tú, tonta.
Ahora, yo, tonto.

Ojalá de vez en cuando necesites mis abrazos por la espalda, desprevenida.
Un par de besos furtivos, 
una acaricia en el brazo.
Un paseo de la mano. 
Un "te quiero" en el oído y un adiós 
al despedirnos.

Y después cada uno a su cuento.
A rimar como podamos las palabras.
A hacer como si todo esfuerzo pudiera sustituir la verdad.
Esa que tienes tú.
Esa que tengo yo.
Esa que vive en el corazón eterna.
Aunque esté en los huesos muerta.

viernes, 15 de mayo de 2020

Lo que yo te amo está en tus ojos.
En como miras la vida.
En como me ciegas.
En como florecen tus labios
aunque ardan tus comisuras
en primavera.

Como yo te amo no lo hará otro.
Y tú lo sabes.
Pero no parece suficiente.
Por eso ardo.
Por eso me hieres.

Como a mi me gusta cuidarte
es como cuida el río de sus peces.
Aunque te escabullas
y me mojes la cara,
a veces.

No tengo remedio
y mis sueños se han despertado contigo.
Por eso cojo mi bombín
y me despido.
A ver si te encuentro después mientras me duermo.

sábado, 25 de abril de 2020

Todo en metro sesenta.

Era suave mezcla de terciopelo y verdad,
siempre con el corazón sobre la mesa.
Era "aquí te espero" y nada más,
siempre al otro lado de la puerta.
Toda una noche digna de recordar,
en su piel teníamos mil vidas para pasar;
pero amanece y está muerta.

Se consumió.
En mis manos encontró un pozo y se sumergió.
Y ahora me encallo entre las nubes de un "adiós".
Su pelo mate se secó
y me consumo en mi propia celda.

A veces se sienta en la silla de mi cuarto y no puedo dormir.
Su recuerdo me juzga y me flagela.
Se pasea llorando sin querer salir
"¿Por qué hiciste las maletas?".
Yo tenía un cuento que perdió las letras por un tic tac.
Ella, trastornada, no supo esperar.
No sé si entienden la condena.

Nos castigó.
Un dios caprichoso se puso a jugar y se pasó.
Y ahora vivimos mil mentiras de carnet
y la verdad perdió el reloj.
Hasta al llorar era la más bella.

Era suave trigo y vida plena en soledad.
Era el amor más grande que verás,
mil y un sueños por despertar.
Pero se la llevó la marea.
Era "lo dejo todo" y a pastar.
Era un fin de año que no sabe terminar.
Todo en metro sesenta.

Todo en metro sesenta.

Era un proyecto de vida en una casa de cristal.
Una de esas personas a las que no vas a abandonar.
Pero el demonio siempre te acecha
y te riega las macetas.

Y te riega las macetas.

miércoles, 22 de abril de 2020

Tremendamente.

De menos.
Sin aire.
Me sobraban caras.
Todas las palabras eran llanas.
Cómo fallaba el teléfono.
La vida soplando tu nombre
y yo menos vivo que muerto.

Las horas más pesadas.
El sol más apagado.
La luna, mi despertador.
Corazón envenenado.
De recuerdo, un adiós.
Saludo al otro lado,
ya no se ve mi tren.

El mundo sin dejarse querer.
La música guiñando sus ojos.
Mi reloj de autoestopista,
mi armario girándose.
Mis labios revolviéndose
con el suicidio de tus antojos.
Mis puñaladas pasando revista.

Tú, paseando por todas mis pesadillas.
Yo, enfermando de ti.
Las recetas que no haremos,
los viajes que murieron.
Por un tiempo demasiado largo:
lo joven, lo viejo, lo amargo,
lo amable; se tornó gris.

Y, ahora, otro escenario.
Ese se llenó de sangre.
Ya arde.
Aunque lo sigo mirando.
Ya tranquilo.
Se sigue engañando.
Está marchito.

Así, tremendamente,
hasta perder vida,
he paseado mis heridas
y te tuve en mi pecho.
Y en mitad del camino
me olvidé
de echarte de menos.






lunes, 13 de abril de 2020

De mentira.

Dulces de plátano azul,
a eso saben tus caderas.
El agua de los mares del sur,
bailando en la entrepierna.
Versos que doblan el corazón,
canta siempre tu voz viva.
Mientras atardece la clave de sol
en tu piel hecha marisma.

Y en tus mejillas de melocotón
nacen las flores
más hermosas que nadie ha visto.
Desde ahí hasta tus ojos
nacen las emociones
que recorren el universo.
En tu cuello el tiempo se pasa de listo.
A perdón saben tus besos.

Y tú, de mentira que pareces.
Y yo, que me he mentido como a nadie.
Los dos, que dependemos del aire,
buceamos en la divinidad de lo insolente.
Y amaneces cuando aquí anochece
aunque nos guiemos por las mismas constelaciones.

Somos dos extraños en el metro.
La luz, lo apagado.
El agua y la sal del Mar Muerto.
Lo que no es.
Lo pasado.
Buenas noches desde el incendio.
¿Ya notas como ha terminado?





domingo, 12 de abril de 2020

-A ver si te enteras que aquí dentro no se puede fumar.
+Y qué sé yo si acabo de llegar.
Mira, tío, no me vayas a molestar.

Hoy el día ha sido largo
casi me da algo.
Me voy a desmoronar.
Hoy me desperté y casi me caigo de la cama,
mi chica en bragas 
pasando la mona en el sofá.
Qué raro, ¿son horas de llegar?
Bueno a lo mío, que pierdo el tren.
Que hoy es el gran día
no la vayamos a joder.
Y el taxi que no llega,
el café frío,
la maleta medio abierta.
Pues nada, que lo he perdido.
Y a las doce que vuelvo,
me enfado,
no llamo,
abro la puerta.
¡Sorpresa!
Ya sin bragas 
pero con otro pavo.
Y me cambio, me alegro.

+Oye tío, encantado de conocernos.

Total si no era para tanto.
¿En la cama? Más bien paradita.
¿En la calle? Había que sacarle la conversación.
¿El corazón? 
Ahí sí, ahí daba la capulla.
Pero bueno, parece que a ella no le latía tanto.
Salgo a la bulla,
llamo a mi amiga especial.
Que ya saben que todo el mundo tiene una.
Pero me cuelga, me jura que me va a denunciar.
Tiro el móvil al suelo.
Me cago en los muertos.
Un policía: -¿Perdona es a mi?
¿Puede ir esto a mejor?
Pues sí, 
me llamó mi abogado.
Que mi ex mujer se ha escapado 
con mi hijo y un cubano 
a hacer las Américas
Son las 7 y no he comido.
¿Mala opción quemarme vivo?
Total, que viene mi hermano 
a pagar mi fianza.
Tranquilo, 
en total confianza. 

-La he pagado con lo que te queda de la herencia.
+¿Qué herencia?
-¿No lo sabías?
+No. 
-Una que nos dejó papá y yo he ido gestionando.

Dios de mi se se está cachondeando.
Me voy a gritos.
Solo queda un bar.
Son las dos de la mañana
y todo parece un solar.

+¿En serio no puedo fumar?





Tras la puerta.

Cada mañana al despertar
una duda recorre tu mente.
Espinosa, desnuda.
Llena de sinrazón,
se deja agasajar por cualquiera.

Te persigue, te busca.
Se camufla en tus carcajadas
pero te atraviesa
de la misma forma que lo hace el amor a un hijo.
Es indudable, está tras la puerta.
Estás a ciegas. Aunque te parece de día.

No existe consuelo.
Los trenes han parado
y el océano de tus labios
está cada vez más seco.
Ya estás fuera de tiempo.
Y no puedes hacer nada.
Y lo sabes.
Y lo sé.
Frente al espejo, la lejanía.
A ratos ni te aguantas la mirada.

Solo acudes tú a tus letanías.
Ni tu antigua juventud sabe ya cómo recogerte el pelo.
Entre tus plegarias has encontrado una mentira
que vive
solo
porque se le pide
que viva.
Pero Dios hace oídos ciegos
y la tristeza no entiende de pastillas.

jueves, 9 de abril de 2020

La memoria en la senectud es un bolso de mujer
que elije de motus propio cuándo darte lo que quiere.
En los suspiros del reloj no se detiene.
Quema como la arena del Magreb.

Los besos que diste ahora son cartas hechas cenizas
que flotan por la inmensidad del mar como la espuma.
En tus huesos quedó el champán y las caricias,
en tus ojos un brillo apagado que dice adiós mientras se esfuma.

De tus laboriosas manos salió el pan que alimentaron a tu rebaño.
Hicieron el viaje de tu vida.
Tus ojeras se forjaron con estaño
para brillarles a otros la salida.

Tus palabras amamantaron tu realidad
Tu piel pasa está más hermosa que nunca,
el resto vive menos si te vas.
En esta realidad,
eres de lo poco que suma.

martes, 7 de abril de 2020

Cuando ríes.

La luna llena cuenta cuentos
que solo los muertos
saben traducir tras tu puerta.
Cuando pasa en tu cama desierta
los sueños te tocan
porque, en realidad, estás despierta.
Vives mil vidas.
En todas eres perfecta.

Cuando caminas con las alas desplegadas,
siempre hay una orquesta
que te espera
a que hagas del todo, la nada.
Una orquesta invisible
que inventa notas con tu nombre.
Y que solo toca por verte.
Pases de día, pases de noche.

Cuando lloras.
Joder, cuando lloras cómo se nubla el día.
Qué angustia, qué desangre de horas
que te cambiaría yo, para que fueran mías.
Y así tú no tuvieses que gastar tus ojos.
Tus insultantes ojos
de belleza y brujería.

Cuando ríes.
Eso es todo, cuando ríes.

¿Cómo no empadronarse uno en tu pelo?
Si el aire que toca se vuelve azafrán,
si la curvatura de tus hombros es el mundo como debería ser,
si por cada beso que das
crece un árbol que dará de comer
a mil pueblos.
¿Cómo no ser parte de tu locura?
Si todos tus pasos suavizan el dolor
y por cada una de tus caricias
hay un corazón
que sana y cura.

¿Cómo olvidarte si una vez perdido en ti
más encontrado está uno?
¿Cómo hacer como si nada?.
Eres la sorpresa y el truco.
Nos queda mirar tras la ventana.
Sonreír.
Bailar contigo hasta el valhalla.


viernes, 3 de abril de 2020

El hombre más triste del mundo y los Everests.

El hombre más triste del mundo
no sabe si te quiere ver
hasta que suena el reloj a en punto
y tu sonrisa hace que le bailen los pies.

Como no te escucha vive confundido
"¿Estará cantando su canción?".
Quiere oírla fundida en un susurro
y que te duermas sobre su corazón.

Se sienta solo en la escalera,
necesita verte correr;
tus pies de nube no suenan
y los abrazos son los de ayer.

Come a la noche solo por castigo,
toma el sol porque le ayuda a creer:
"Muy pronto estará aquí conmigo".
Se ha hecho abonado al club Santa Fe.

Ha aparcado sonreír unos días
Ha perdido 6 kilos en un mes.
Un minuto tuyo vale cien mil vidas
y la suya se ha puesto del revés.

Con su perro cruza miradas,
a la gata la hace rabiar.
Ordena tus juguetes todas las mañanas,
mira tu cuna como si le pudiera calmar.

El hombre más triste del mundo,
te llora pero no hace ruido.
Tacha en su cuaderno los segundos,
como Everests que se han perdido.



jueves, 2 de abril de 2020



Cuando salgo a trabajar
siempre me paro a pensar
en el color de tu falda
y me fumo el amanecer
recordando tu querer.
Hago como que no me haces falta.

Las chicas de ayer pensaron que las quería,
yo juro que lo intenté.
Pero ni yo me lo creía.
Cuando salieron por la puerta
me puse a escribirte.
Huele la pasión cuando está muerta
y no suelo avisar antes de irme.

Algunos viernes por la tarde
me paseo por nuestros lugares
y me miro en el reflejo
de los recuerdos que quedan lejos.
Y me veo lento y perezoso
mirando a otras chicas.
Me quejo de lo que ven mis ojos
pero las manijas están perdidas
y el reloj es rencoroso.

No puedo sanar mis heridas
ni tampoco lo busco.
Hice de mi dolor, lo justo.
Y ahora me perteneces
aunque no colorees mis días.
También aprendí que no es necesario
aunque me falten rosarios
para pedir tu vuelta.
Y mientras que no trepas por la ventana
me pongo yo el disfraz,
me río de las canas
que uso para ligar.

Y tú, cautiva y desarmada,
vives enclaustrada
en una cárcel de lodo.
Que arde cada dos noches
con tus latidos sordos
agarrándose a una plusvalía
qué nunca será tuya.

Miras para otro lado
como si el pasillo
no preguntara extrañado
por mi ausencia.
Y abres al del súper sin mirar por el visillo.
A ver si ha cambiado el tiempo
y soy yo el que sube la merienda.

Pasan las horas
y los dos estamos a solas
por más que estemos acompañados.
Y tus chicos también lo saben.
Pero prefieren estar agazapados,
creen que cambiará el aire.

El viento va a su bola
y cuando el frío aprieta
todo está congelado.
¿Qué te voy a contar que no sepas?
Si sabemos por dónde sangramos.

martes, 31 de marzo de 2020

Pero te tengo a ti.

La nube negra tronó.
Los rayos de luz no se veían.
Pero traía el agua
del que los campos beberían.
Entre tanto ruido,
yo,
no lo veía.

Ese agua tiene los ojos marrones
y en mi campo ya veo algunas amapolas.
Me he quedado a solas
pero te tengo a ti.
Me he quedado a solas
(¿Quién coño me ha robado el mes de abril?)

En tus manos se escribe mi tiempo.
De tu boca nacen las palabras más bellas.
Yo morí por dentro.
Pero te tengo a ti
como tengo a las estrellas.

Sueño que soy tus juegos,
tus besos, tus caricias,
tus risas, tus duelos.
Sueño todas las noches
que estás sobre mis hombros.
Sueño también despierto
a que envejezco viéndote crecer.
Con tus fallos
y tus aciertos.
Dándole sentido a arrugarme.

No le tengo miedo a nada.
No pueden ya matarme.
Porque ya lo hicieron.
Pero te tengo a ti.
Creo que eres el cielo.
Y no hay infierno que de aquí
pueda sacarme.

domingo, 29 de marzo de 2020

Se abraza el tiempo con ternura
cuando sube la temperatura.
Y cuando empieza el frío
solo los elegidos
te calientan el café.

No es cuestión de acierto hacerlo mal.
Más bien es querer
no ser un cuervo sin ojos
un aplasta rastrojos
que solo busque su propio querer.

Me enseñaron que en las malas
no se abandona.
Que la familia es sagrada
Ya elijo bien a los míos.
Importa menos el mañana
si por entonces estamos todos vivos.
Sobre todo, por dentro.

Y cuando llamen a tu puerta
echa el pestillo bien fuerte.
Que lo oigan.
Los que están son el acierto.
El resto arde,
están todos muertos.

Y de vez en cuando revisa el buzón
que siempre queda un melón
por abrir
desde el último verano.
Y coge de la mano el cielo cuando puedas.
Qué está vivo y crece,
crece,
más rápido de lo que tú recuerdas.


¿Cuánto cuesta tener el sol?
Pensaba yo mientras ella estaba tumbada en su sofá; con su camiseta gris a manchas, ausencia de sujetador y tanga negro, mirando la tele como quien no mira nada.
¿La verdad? No sé cuánto cuesta. Ni puta idea. Sí sé que se puede tapar con un dedo y hacer como si no estuviera. Aunque te siga quemando. Aunque siga siendo el mismo cabrón todos los días o aunque sea el más dulce de los sueños. Si te propones taparlo con un dedo, lo tapas. Y mientras tanto van pasando los días, se nubla el cielo, llueve, truena y tú... Tú sigues como un gilipollas apuntando al cielo mientras una rizada sigue mirando a la televisión con la mente en blanco.
Lo tenemos todo. Todo. La solución y el problema. Y aún así, nos pasamos la vida haciendo como que no tenemos nada. Buceando en una burbuja mientras que hacia delante está el océano y, hacia los lados, nuestro reflejo negando con la cabeza (o afirmando) por la dirección que estamos tomando.

-¿Me pasas la manta?
Joder, ponte unos pantalones. No puedo parar de mirarte el culo.

+Claro, cariño.
Un día me levanté y todo este sol estaba ciego. No sé si fue ella con su miedo patológico a todo o si fui yo, perdiéndome tanto en ella, que acabé con miedo a cualquier empujón al abismo que se le pudiese ocurrir (¿sin darme cuenta?). La cosa es que daba tanta luz que aunque pusiese el dedo, la mano, me ocultara tras una puerta o simplemente cerrara los ojos, finalmente, me iba a atrapar. Y quemar. Quemar vivo. Y creo, además, que hubo un momento. Un instante de toda nuestra historia en el que yo supe que iba a ocurrir. Pero soy un imbécil patológico para lo bueno y para lo malo, y decidí avanzar como si desde mi sitio hasta el precipicio alguien fuera a menear su varita para que yo siguiese flotando en ella.

+Te voy a echar de menos. Mucho.
Ni ella ni yo ni nadie puede imaginarse el fin de un cuento. Ese instante en el que abres un libro y poco a poco empieza a embaucarte. A engañarte. Hace que lo leas vendiéndote una historia que no existe, aunque te hará creer en ella. Y después. Después acabará. Como acaban todas las cosas. Y para cuando eso ocurra todo lo que había antes del libro habrá muerto inexorablemente.

-Mi vida, son solo dos semanas. Pasará rápido.
Pero el tiempo nunca va rápido para los que tienen prisa. Ni lento para los que no. Y yo voy siempre a deshora. Y tú eres todos los idiomas. Y todos mis días. Y yo solo un corazón que palpita tu nombre a contratiempo.

Y a las puertas de un colegio la abracé por última vez. Jurándonos vernos pronto. Aunque fuésemos ciegos. Porque ella vio en mi una estaca de la que huir y yo vi en ella un pecado difícil de atrapar. Porque ella no supo esperar y yo era la espera.

Y ahora cada vez que enciendo el televisor y dejo la mente en blanco pienso en ella. Y pongo el dedo para intentar tapar la pantalla. Pero no es lo mismo. Y me pregunto si habrá algún imbécil a su lado pensando que ella es el sol (como lo hago yo) y creyendo que su dedo hará milagros.

Aunque de sobra sé que eso es imposible. Que alguien la vea como el sol que yo la veo, me refiero.

martes, 24 de marzo de 2020

Es una estrella en el cielo
que apareció fugaz,
cambiando mi ritmo entero
a base de lloros.
Y qué más da.
No tiene el pelo negro
pero sí mil canciones para su verdad.
A su madre la tiene loca
y yo no puedo dejar de soñar.

Soñar con él
y con sus juegos.
De doce a doce sin descansar.
Con sus amigos es un pirata
si no le atacas
te besará.
Reparte abrazos por peteneras,
le va despertarse y ponerse a bailar.
En su sonrisa cabe un te quiero
y siete versos para rimar.

Anda sobre barro.
Su piel es suave.
Su pelo lacio.
Tiene loco a su padre
y él lo sabe.
Es muy sabio.
Parece mentira que empiece a hablar
si ayer era una molécula
flotando en fuego
y pidiendo libertad.
La próxima trastada
no tiene nombre.
Y a los pies de la cama
encontrarás el hueco
donde se esconde.
Me muero más si más le quiero.
Mi mayor regalo.
Él hace que nada importe.

lunes, 23 de marzo de 2020

Estar roto por dentro. En mil pedazos.
Que el corazón esté profundo.
Que eches de menos lo que no existe.
Ser una roca.
El pecho siendo una central nuclear.
Un pájaro sin alas.
El cajón vacío.
Tus oscuros rizos secados por el viento.
Otra vez lo mismo,
estar roto por dentro.

Tu acento.
Enfadada, bromeando.
Tu acento.
Mis mil palabras que no solucionarán nada.
El reloj del vecino que marca las 12.
Tu sonrisa nerviosa de bajada.
Tus ojos que no me reconocen.
Mis pies que quieren huir.
Te escapaste al pedir la cuenta.
Yo, que me voy sin ti.

Pompas de jabón.
Bola de arena.
Tu corazón.
La brújula que marca el sur.
Marruecos en una cadena,
el mundo girando al tuntún.
Los pies de la montaña.
Una caricia y un ayer.
Una mala decisión,
una calaña.
Tú sola mataste lo que te tocaba tener.

martes, 17 de marzo de 2020

No puedo ni imaginar lo que en la química de mi cerebro estalla
cada vez que te ensueño.
Ni cómo serán tus veranos
ni como para mi todo ya es invierno.

No tengo la capacidad de curarme.
No se puede huir del destino.
Y eso que es un mal vecino
que te mira desde el balcón
sin avisarte del coche que cruza la esquina. Todo un cabrón
hijo de puta fina
que se merienda los domingos al sol,
un par de inútiles como yo,
sacándoles de la rutina.

Parece que aún pueda verte dormir.
A mi lado.
En paz.
Parece.
Pero es un espejismo.
Ni duermes ni estás.
Un punto a lo lejos,
a lo lejísimo.
Y mi piel que sueña con que me tocas
se pudre un poco más
mientras se seca mi boca.

Ya poco queda del mundo que conquistamos.
Y lo que se ha mantenido en pie
se lleva las manos a la cabeza al vernos distantes.
Yo solo soy un pobre hombre.
Tú un castillo inconquistable.
Y para mí corazón se queda el sueño
de ser tuyo
hasta que pare.
El abismo es un agujero
donde caben todas las caricias
que me quedaron por darte
y cada vez que llega octubre
un frío viento
juega con mis ojos a mostrarme
que donde antes dormías
ahora solo queda el suelo
y los restos de mi corazón están en ceniza
buscando volver a juntarse,
aunque ya con más  ganas que fuerza.

Y por el camino se quedaron tus "sálvese quien pueda"
y la sensación suicida del que todo lo perdona.
Y a tu puerta ya el alba asoma
y en la mía, muere una amapola
que se quema.
Porque ya no piensas en mí
como yo te pienso,
ni sueñas conmigo
que cumplimos
los mismos sueños.
Hace tanto que no nos reímos
 que perdí el sentido de tus carcajadas.
 No volveré a leerte mis poemas.
Ni haremos el amor por la mañana.
Todo lo que quiero de ti
ahora yace muerto,
 junto a la hoguera.

Tú eres de otro.
Mis huesos van a mi entierro.
Ya no suena la orquesta.
La luna se ha teñido de rojo,
el resto va de negro
y mi tiempo se arresta.



domingo, 15 de marzo de 2020

Te esperé toda una vida
y esperaría un millón más.
Pero los cuadros se han doblado.
Y cuando tocaba recolocarlos
los clavos salieron volando
y yo me quedé como el martillo en la pared.
La hipotenusa es una princesa acostada
y los catetos al cuadrado
se estrellan contra el cristal de la ventana.
Ya no hay vuelta al antaño.


martes, 3 de marzo de 2020

Ojalá ardieras por dentro
como ardo yo
cuando pienso en lo bueno,
o no,
que sería contactar contigo.

Puede que camine por tu mente como tú caminas por la mía cuando voy a dar clases.
Puede que de vez en cuando me cuele por tu pensamiento,
aunque sea para acto seguido desecharme.
O quizás antes de tomarte una copa brindes a mi salud
mientras yo hago como que no me acuerdo de ti;
también puede que pase al revés.
Qué más da.
Supongo.
Mientras seas feliz.

Echarme a un lado,
no buscarte,
hacer el tonto,
esperar acostado
a que pase la tormenta.
Ya me has bloqueado,
vaya sorpresa.

lunes, 2 de marzo de 2020

¿Crees que cada noche no pienso en ti?
Sería gracioso, la verdad,
que lo creyeses.
O que por un segundo pareciese
que no estás en todos mis sueños
y, por supuesto,
en todas mis pesadillas.
El primer verso rima con tu nombre.
Como mis latidos.
Y eso que estás lejos
y hay poco que me importe.

miércoles, 26 de febrero de 2020

La conocí tomándose un café y a los pies de unas escaleras
en la que los cantantes no eran bien vistos.
No era rubia ni morena
pero en sus ojos se podía leer la sal que había en su infancia.
Había llegado allí a descubrir el mundo;
yo, no podía enseñarle ni una calle.
Pero eso no quitó que me cautivara,
como cautivan las grandes canciones.
No pude evitar caer en sus redes como pescaito que lleva la marea
y eso que huí a tiempo,
aunque los segundos siguieron quemando pasada la tormenta.
Más de un lustro que no la oía.
Ni falta que hacía,
era viento de levante en la noche.
Siente a veces tanto uno que al final de la cita no quedan reproches,
aunque haya sido un mueble más al final del pasillo.

¿A dónde quieres que vaya yo?
Si nunca supe querer y, las pocas veces que he sabido,
no me han querido.
Doctorarse en ropa y sudor es difícil en según qué burdeles;
y más si no hay mostrador y las trabajadoras, del corazón,
se van de huelga cuando apareces.
"Estás demasiado guapa", nunca supe mentir.
"Nos vemos pronto", volando por el cielo.
Y en cuanto cogí el coche supe que había acabado febrero.
Y empezó a sonarme el móvil.
Y ya todo había pasado.
Hay mal de amores que duran lo que dura el largo invierno.
Toda una vida en un hasta luego.
Una mentira pegada al teléfono:
"Ojalá que volvamos a vernos"
y a partir de aquí.
Como si hubiéramos muerto.

martes, 25 de febrero de 2020

No era tu sonrisa, era un solar;
con más gatos sin tejados que otra cosa.
Ninguna amapola en las pestañas.
Un deje de temporal
y un psiquiátrico en cada bota
del que escaparon las mariposas
por las ventanas.

Yo no es que sea un caballero
pero tampoco sé disimular muy bien.
Antes de regalarte un "te quiero"
me lo tatúo en la piel,
me voy quedando ciego,
lo vendo todo a cien
y me quedo vacío
para que quepas conmigo.

Y ahora que los ojos se han cerrado
y las manos no nos señalan;
los vientos se han secado,
las lluvias cantan por las mañanas.
Y mis vecinos, que saben que no nos veremos pronto,
se extrañan.
Otra vez que cierro el toldo
para abrirlo solo si escampa.
Aunque ya serán otros latidos
los que darán ritmo
a mis mañanas.

lunes, 24 de febrero de 2020

Iba a escribir algo
pero me he arrepentido.
En el camino
he pensado que nada de lo que pueda decir merece más de un minuto.
Pero tengo alma de idiota
y, coño,
tampoco es para tanto.

No suelo perder,
pero confieso que he perdido.
Me bañé en tus ojos sin querer
pero prefiero ser yo;
a que seas tú,
la que sienta el precipicio.

Por eso escribo estos versos,
para decir en cóncavo y convexo,
que de tu sombra me había enamorado;
pero que no te molestes, corazón,
que con una cerilla
la voy a estar borrando.
Aunque quede en el recuerdo el amargo sabor a sal,
que de tus piernas había imaginado
y los sueños de unas manos
que nunca caminarán
entrelazados.

Suelo escribir mi vida a lápiz
y voy borrándola con la mano
como un zurdo
que más diestro
que siniestro
olvida lo que hizo ayer
para no tambalearse
mientras cocina el menú del día.

Me he dejado
en el supermercado el pan,
junto a la alegría.
Y ahora empujo con el dedo
lo poco que queda de mi
en el punto cero
del atasco.

Juego a que no juego
inventándome las reglas
de una existencia que nunca ha sido mía.
Y mientras pierdo y me llevo un chasco
me busco en los charcos
de un desierto que grita de agonía.

Mando callar a mis fantasmas
cuando hacen de despertador.
Y me oculto entre largas y variadas piernas
esperando que sean ellas
las que hagan de consolador
pese a que me importan una mierda.
Ellas.
Y su mal humor.

Mi pobre corazón,
que late por costumbre,
se ríe a carcajadas.
Absorbiendo el humo
que le llega de la desgana
que emana
de esta mala lumbre.
De vez en cuando se apaga la luz
y es nuestro reflejo
el que me ciega
y me destapa.

Me ahogo como pez en el agua
cuando te imagino preparándote,
cuando le acaricio el pelo antes de dormir,
cuando ya te has ido.
Me quemo como las brasas
cuando abro los ojos,
faltas en la casa
y no eres nada mío.
Entonces, crecen las ojeras
ignoro las tascas,
se me hacen las horas viejas
y mueren las miradas.
Las miradas que nunca fueron mías.
Ni de nadie.

domingo, 23 de febrero de 2020

No sabes lo que me va a costar envejecer sin ti.
La de días que voy esconderme detrás del mundo para que me proteja.
Cuántas veces me digo "¿Pero qué coño hago yo aquí?".
La de años de vida que cambiaría yo
por tenerte ahora escondido tras la puerta.
No sabes lo que te pienso, lo que te echo de menos.
Lo que me dueles.
Lo que me duele no tenerte todos los días.
Puede que ahora estés bailando frente al televisor
mientras yo sollozo recordando tus piernecitas;
borracho y sin dirección.

Me duele tanto que nunca pude escribirte;
siempre me han sangrado los ojos a sal viva cada vez que lo he intentado.
Me anclas al mundo con la misma fuerza que tiene la gravedad.
Solo sé vivir mirando hacia otro lado.
Al mismo tiempo esto me reseca.
Ni puta idea de cómo acertar.

Eres dulce de leche desde el primer día
pero me mata recordar la primera carcajada que tuviste.
Supongo que, porque de un recuerdo tan bonito, explota una idea demoníaca que me apunta con el dedo y me dice "No estarás en muchas más primeras veces"
y eso me parece demasiado cruel,
hasta para un tipo como yo.
Estuvimos en el mar y vivimos entre montañas
y no hubo día que tu forma de despertar no fuese para mi el momento más importante.
Y no puedo parar de imaginarte sonreír,
y no puedo dejar de tener ese recuerdo
de la misma forma que no puedo aguantar el agua entre mis manos.
Se me escapa.
Joder que se me escapa.
Y te vas.
Te has ido.
Y yo me muero.
Nadie va a entender lo muerto que estoy por dentro.

Libros, canciones, gateos, pijamas, potitos, pañales, cansancio, risas.
Todo en el suelo,
tirado por el viento.
Y en mi mesita de noche, tu foto,
aunque no la necesite nunca.
Y los lunes me pongo el disfraz y me tiro a donde sea
y los viernes miro al techo a altas horas a ver si ha sido todo una pesadilla.
Nadie puede entender el socavón que tengo aquí en el pecho
y que crece en todas direcciones como se expande la luz de una estrella en el firmamento.
Socavón que se inunda cada vez que te tengo y que solo yo intento llenar.
Quizás sea una batalla demasiado grande para llevar a cuestas uno solo.
Carguen sus maletas.
Prefiero silenciarme, aguantar la respiración, matarme.
Y verte en la lejanía. Aunque sea veneno.
Creo que esta es la peor poesía que he escrito jamás.
Sin embargo es una de las que más están en mi alma, con absoluta diferencia.
Todas las mañanas los pájaros vuelven a cantar.
Los miro en silencio.
Me joden la fiesta.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Hasta cuando apriete el frío.

Cuando tengas el pelo alocado
yo solo quiero ser el viento
que te deje el corazón descolocado.
Y cuando los problemas destrocen tu cabeza
quiero ser el aliento
que congele tu tristeza.

(Quiero ser tu certeza.
Tus pies en el suelo.)

Quiero ser un "te quiero"
que empiece en lunes y acabe en domingo.
Lluevan putadas por ahí fuera
o tengamos vino en la mesa
con música lejana,
aunque no sea festivo.
Y cuando se te apaguen las luces
quiero que me uses
como a una linterna
aunque sea solo para alumbrarte la cara
y hacer muecas
para asustar a los fantasmas.
Ya me quedaré aquí
para abrazarte bajo las sábanas.
Escucharte.
Hacerte mía.
Con todo aquello que te compone.

Y si el tiempo te aprieta
quiero que quemes el reloj.
Que yo te voy a hacer una hoguera
para que todos esos segundos acaben siendo nada.
Y podamos calentarnos los dos,
como si no existiera ese tic-tac,
con las verdades que valen la calma.

No quiero ni que te sientas sola,
desde antes de empezarte a querer.
Contigo soy mejor persona.
Es pura sensatez.
¿Qué peón no siente que es imposible perder
cuando ve reír a la reina de sus amores?
Yo, que juego a las tablas.
A ser tus mares y soles.
Tu cuaderno y tu lápiz,
tu miedo, tu valentía, tu miel.
Tu Tánger, mi Cádiz.
Tu futuro, tu ayer.
Tus tardes de invierno frente al televisor.
Solo puedo abrirte mi vida de par en par.
Y prometerte tuyo.
Hasta cuando apriete el frío







miércoles, 5 de febrero de 2020

Colapsé.

Si supiera pintar tendrías ya tu propia galería.
Y en todos los cuadros saldrías
con los pelos alocados,
la mirada acoplada a una sonrisa
y con la piel tan fina
que cualquiera podría verse en tus mejillas.
Junto a cada cuadro habría un poema.
En algunos hablaría de ti,
de lo que eres;
en otros de lo feliz
que le harías al mundo
en cualquier momento de la historia
que le hubiese tocado coincidir contigo.
Puede que también hablara de las fiestas que despiertas en mi,
de cómo me pones nervioso.
O puede que simplemente me pusiera a describirte
desde los pies hasta tu pelo,
acariciando la curvatura de tu espalda,
parándome en tu pecho,
contando los segundos que hay
desde tu bajo ombligo hasta tu garganta
si hago el camino intercalando
caricias con besos.

Creo realmente que si tuviera esa galería
no dejaría
entrar a nadie.
Puede que los pintara con mis manos.
Sí sé que cada noche utilizaría
tu cuerpo como lienzo
para tener la excusa
de atarte desnuda
y crear un par de universos.
En todos ellos se apreciaría
que he llegado a la conclusión
de que, si me pareces solo un poco más preciosa,
creo que colapso.
Y no sería extraño
que en un rincón de la sala
tuviera guardada
una botella de vino
para que cuando llegaras de trabajar
nuestra única preocupación
fuese encontrar el punto de tu piel
con más ganas de ser desnudado.

Allí tendría un colchón en mitad de la habitación
y tú bailarías.
A veces te enfadarías
para que luego te convenciese con mis dedos.
En verano con el calor no existiría la ropa,
en invierno con el frío, tampoco
y todos los miércoles serían de fiesta.
Las lunas y los soles estarían en tus ojos
mientras yo admiraría el espectáculo de tu sola presencia.
Y cuando te fueras aprovecharía el tiempo en echarte de menos,
para que así cuando volvieses no notaras que tú misma te habías ido.
Y volvería a contar tus lunares,
tus maravillosos lunares.
Cuantas veces te estremezco.
Volveríamos a mirar los cuadros.
Suspiraríamos los dos.
El arte es querernos.


lunes, 3 de febrero de 2020

De todas las cosas que me gustan de ti
puedo contarte realmente muy pocas.
Porque están en mi mente revoloteando;
todas plenas, todas separadas,
todas juntas, todas rotas.

Esas cosas las voy acariciando
y las coloco entre las rejas de mis desbandadas.
Para que así cuando no me entiendas
puedas cogerlas
y sentirte mía.

Todas esas cosas las puedes encontrar en la calle.
La sonrisa de un anciano con sus nietos,
el beso de una pareja que se ama,
una ayuda y el fin de un aprieto,
la belleza de tu silueta en la ventana.

Las llevo en silencio
y en cada reflejo se me revelan.
Me buscan las cosquillas cuando duermo
siendo en mis sueños
las mejores escenas.

Tus cosas en mi, las que nunca sabrás,
son tan cálidas que podría abrazarme a ellas
como si de una tarde de primavera se tratase.
Y dejar que me hicieran suyas
de la misma forma en la que me atraviesan.





jueves, 30 de enero de 2020

Qué fácil es escribir sobre ti,
escribirte.
Imaginarte.
Muy sencillo.
Sale solo.
Natural.
Como los buenos estribillos.
No suele ser lo normal.
Pero aquí estoy.
Dejando mi mente en blanco,
que mi corazón escriba
mientras suena una música lejana
que le da un tierno calor marrón
a mi habitación.
Últimamente ando escribiendo mucho,
es tu presencia,
la que nunca se fue
y la que aletea por mi hombro
como un caudal de musas.
Asusta.
Y enamora.
A partes desiguales.
(Suspiro y sonrisa)
Debe de ser la magia que desprendes.
Sí, es eso.
Es tu magia.

Magia
que embriaga
como el mejor de los vinos.
Que relaja
como las buenas conversaciones.
Sonríes al andar como se sonríe de amor tras el primer beso.
Sales a la vida
y ella
te da su toque de varita,
parece que te creó para verse reflejada.
Libre y bella.
No debe de ser legal tener esa cara,
qué quieres que te diga.
Hay miradas que tenían que ser poesía,
y tú las tienes todas.
Las guardo de reojo y las pinto en el cielo de mi alma,
que no es más que un lugar que he creado
para que puedas meterte siempre que tengas frío.
Ahí te estaré esperando.
Para darte todo lo que es mío.

No olvides que eres primavera,
viento de poniente,
un paseo de la mano,
el primer rayo de sol,
luna en cuarto creciente,
un campo de flores,
mil versos,
mi corazón en un puño
y fuego.
Eres mil generaciones en tu piel.
Una cerveza congelada.
Todo miel.
La suerte cogiendo vuelo.
Un río que nace y da vida.
Y por supuesto,
la cosa más linda
y hermosa
que ha visto este mundo.

Y luego estoy yo,
más osado que listo,
que tengo mi pincel y con él te pinto.
Te pinto en palabras
para que las oigas antes de caer dormida.
No es justo que te vayas a dormir
sin que nadie te diga
que das ganas de vivir.
Vales la pena,
siempre.
Y la alegría,
a todas horas.
No lo olvides, morena.
Tuyo es el escenario,
tuya es la obra.



martes, 28 de enero de 2020

Hace ya tiempo
que no creo
que vaya a ser.
Que no me centro
que he olvidado leer.
Y qué sé yo.

Ayer andaba
transpirando alcohol,
hoy la taquicardia
me recuerda tu olor.
No tengo arma para arrestar
a tu compasión.

No sé si sabes cómo te veo.
Pero tu cuello es puro deseo
y en tu clavícula muere la tentación.
Es difícil tener algo más bello
que lo que escondes dentro del pecho.
Pero eso se fue.
Y me he quedado con el susto en el cuerpo
con mil regalos para los sueños
que protagonizabas
mientras yo no sabía qué hacer.
En todos ellos eras paz
y guerra en la cama,
a la vez.
Voz de sirena,
la prisa, los juegos;
siempre mi cena.
Y cada vez que me despertaba
pensaba en ti
como si pudiera atraerte
al recordar tus ojos.
Y a las mañanas un suplicio
y a la noche volvías a mi.
Y en todos ellos me amabas
cómo se aman las cosas
que te hacen feliz.


lunes, 27 de enero de 2020

Cuando más me gustabas
es cuando estabas en pijama.
Desnudarte
era arte
dibujado en la cama.
Y tu risa era mi risa,
y mis ojos se fundían en los tuyos
sin que me lo pidieras.

Cuando más me gustabas
es cuando me entendías.
Cuando con una palabra ya eramos uno.
Apagar la luz era encender el fuego
y las estrellas eran los agujeros de una caja
y tú eras mi cielo.

Cuando más me gustabas
es cuando te enfadabas conmigo.
Y luego me querías.
Como si no hubiese pasado nada.
Acariciar tu espalda...
cuántas noches habría yo dado
por ser uno de tus lunares.

Cuando más me gustabas
es cuando cambiabas de lengua materna.
Como si fueras una menina
nacida en Constantinopla
y tuvieras el corazón dividido
entre Asia y Europa.

Cuando más me gustabas
es cuando se notaba que me querías.
Cuando tus besos eran mis besos.
Y tus manos solo querían abrazar
los huecos a los que no llega mi alma.
Cuando me echabas de menos.
Horrorosamente de menos.
Y yo andaba por el mundo
intentando llenar tu ausencia
con tu recuerdo.

Y ahora que me gustas igual.
Hago lo mismo,
pero con otra gente.
Pero no son tus besos,
ni tu espalda, ni tus "te quiero".
No eres tú queriendo que vaya a verte,
ni esta gente sabe hablar tan bien.
Y no tengo tu pelo, ni tus ojos,
ni tu piel, ni tus manos.
Mis manos, huérfanas de ti;
se cierran en puño cada día.
Y mi corazón se abre
atontado, esperando que aparezcas.
Aunque sea una sola vez.
Aunque sea una última vez.
Un último perdón que me salve
de la gresca.

domingo, 26 de enero de 2020

¿Quieres mi mar?

Yo salía a fumar.
Ella iba a trabajar.
Falda roja, camisa blanca.
"Ojalá se pare a charlar."
¿Cuántas veces he visto el cielo?
Se ha pasado la vida
sin saber que la espero.
La miro desde la ventana,
cómo enamora su pelo.
Se ríe y sonríe,
y habla y juega,
baila.
Me pone el corazón a la altura del suelo.

Calle Preciados con Tetuán,
y tú que alumbras Sol.
Qué de noches oscuras
pescaría yo en tus ojos
si me dejaras un trocito de tu media Luna.
Bueno, mejor dicho, de tu corazón;
que, por cierto,
es de ti lo más valioso.
Está sonando esa canción que tanto te gusta.
Se le nota en la piel que sabe a colores.
Debe ser porcelana bañada en oro y caoba.
Cada uno de tus rizos son dos tentaciones
y en mis manos caben mil mundos
para regalarte caricias
cuando las pidas
y a deshora.

Creo que te vas,
¿mi tiempo ha acabado?
A ver qué hago yo ahora
sin un solo verano.
¿Pero qué ha pasado?
Todo ha cambiado.
Ahora escucho la vida en varios idiomas.
Tus pasos me quitan el hambre y me alocan.
No te olvides de lo que digo,
mola más la vida contigo.
Puede ser que mañana aparezca aquí a esta hora.
Me pelearé con el reloj para que corra.

De imaginar un solo beso
revientan mis espejos.
Y mi corazón
que tenía un controlador aéreo
ha salido corriendo.
Y se pregunta si esto es lo que ahí fuera llaman amor.
Puede que antes no lo haya sentido
y por eso ahora su sístole está desorientado
y su diástole absolutamente descontrolado.
Tú no lo sabes pero te voy a regalar un trozo de mi playa.
Que es mi alma.
No sé si te gustará llevarla encima.
Pero por lo menos me aseguraré así de que nunca te pase nada.
Porque allí, donde tú estés, estará mi mar;
protegiéndote de las rocas.
Llenándote la vida de agua y sal.
Y susurrándote
de noche
por todo el cuerpo
desde los pies hasta la boca
que estoy loco por tus huesos.


miércoles, 22 de enero de 2020

A estas horas
de "desarcángeles" a pie de tierra
valen más los enmascarados "te quiero"
que los antídotos del "sálvese quien pueda".
Mientras estas comillas le dan sentido a todo
mis sueños hincan el codo
y me revelan entre granizos de besos
los versos
que le dedico yo a tu ausencia.

Ha salido ya el sol, hace frío.
Cantan los pájaros, huele a pan tostado
y ha llovido.
Me acuerdo de ti.
Me enciendo un cigarrillo.
¿Estarás pensando en mi?
Tampoco es que sea yo nadie para merecer eso.
Solo pasabas por mi tiempo y paraste mi reloj.
¿Cómo no iba yo a enrollarme en tu pelo?
Me has hecho olvidar mis reglas de mejor postor.

Y ahora
la siesta está de baja
y la fiesta se echa a dormir.
Desde que uso el microscopio
no hay ningún cerrojo
que no se atreva a abrir.
Y en mi piel desnuda ha quedado
un dulce sabor amargo
que puede que mañana se haya ido.
Yo habría separado los mares,
"Serás feliz conmigo".

martes, 21 de enero de 2020

No me ando por las ramas,
prefiero agarrarme a ti.
A tu voz lejana
a tu día a día.
A mis ganas de tocarte.
Prefiero dormirme contigo
dos veces por semana.
Antes que perderte entre mis recuerdos.


martes, 14 de enero de 2020

Eres una idea de color en la mente.
Un diccionario.
Una mirada furtiva.
La unión de dos orillas.
Uno de los siete pecados,
tatuado en mis costillas.
Dos tazas de té,
una noche en vela.
Hacer noche en cualquier tren.
Sentirse libre
y sin condena.

La naturaleza pidió permiso al mar
antes de hacerte.
Le dejó al sol la capacidad de rezar,
no fuera a perderse
al verte.
La luna se da la vuelta una vez al mes.
Se muere de envidia.
Y los hombres pedimos tablas al ajedrez,
no vayamos a perder
un segundo
de tu sonrisa.

Y a mi, a mi,
me gusta la sombra de tu reflejo,
la imaginación hecha perfume.
Cómo te reflejas en los espejos,
cuando bajas y cuando subes.
Los caracoles que haría yo en tu pelo.
Tus manías y miedos,
gustos, sombras, bromas,
cómo andas, hablas, tus luces.
Todo se une en mi cabeza,
todo reluce.
Y en un rincón de mi certeza
me estás pidiendo la hora.
Y yo te regalo el tiempo
de mi alma,
a solas.

lunes, 13 de enero de 2020

Cierro los ojos y la veo bailar,
la miro bailar.
En mi mente se toma una cerveza,
menea la cabeza,
y parece que no va a parar.
Mueve las caderas como un ave en libertad
y el bar empieza a enloquecer.
Lo que nadie sabe es que yo no puedo respirar
más que nada
porque la conozco demasiado bien.
A ver cómo hago para poderla besar,
a ver si me mira otra vez.
Aunque sea de reojo...

No sé si te has dado cuenta
pero no paro de sonreír.
No puedo negar que me encanta
lo que me falta de ti.
Nado entre las nubes desde que eres mi desliz,
da igual la hora que sea
no me pienso ir.


Ha volado el tiempo y es la hora del café,
creía que había vuelto a perder.
Pero el azar a veces no se cansa de jugar
se lo monta bastante bien.
Has aparecido despeinada,
soñando a carcajadas.
¿Cómo me lo iba a creer?
"Perdona, ¿tienes fuego?"
Una sonrisa,
dos mil risas,
verte de nuevo.
Y me empiezo a preguntar
a ver dónde me puedo meter.
Y yo qué creía que en esta fiesta
no había nada que hacer.
"Está amaneciendo me conformo con que podamos pasear."
"Mira chico no me vayas a marear",
"No te preocupes, eso no se me da bien".


Cierro los ojos y la recuerdo caminar,
la sueño caminar.
Esos ojos no se olvidan ni con setenta y dos meses de más,
ni con tres años de menos.
En su piel nace un sol cada mañana
y es verano hasta en invierno.
Hace hasta de lo malo,
lo bonito.
Y de lo más complicado,
lo más sencillo.
Por eso me quedo en estos sueños
para sentirla aquí conmigo.




viernes, 10 de enero de 2020

Chiquita de la cuarta fila
cuéntame sobre tu libertad,
que a medias por las falsas pesadillas
te inventas nuevas reglas
para escapar.

Si quieres te presento al viejo
que creció en mi mocedad,
pero sabe menos cuentos
de los que yo quisiera
y puede que te intente besar.

"Agárrate de quién te quiera,
si te mueres que sea por amor.
Cuando yo cumplí tu edad,
ya era mayor".
Y ahora es tiempo de que juegues,
de supurar alcohol.

Así que escucha la radio,
sal, ríe a carcajadas,
olvida la televisión,
viaja,
miéntete un poco.
Piérdete por tus rincones
y sigue bostezando al alba.
Vuelve a alguien loco.
No salgas de la cama.
Deja algún corazón roto.


jueves, 9 de enero de 2020

Es un canto de Luna
nadando en la arena del desierto.
Y entre las olas de su piel morena
se dibuja un pecado
que me quita el aliento
y me anticipa la primavera.

Cientos de espirales bajan por sus ideas.
Y bailan con sus hombros
con paz.
Mientras preguntan por su espalda
cómo si de mis dedos se tratase.
Ella, llevarse a la boca el pan.
Yo, el hambre que te ciega.

Corta la madrugada con sus labios
dándole brillo al viento con su voz.
Qué más quisiera tocar sus mejillas,
besar su cuello.
Pero hay sueños que hay que descansar.
Y piernas demasiado cerca del cielo.

Me ahogo, estoy nervioso,
vivo y me niego a la defensiva.
Me imagino con ella.
"Te cambio lo que tengo
por lo que tendré."
"Si me dejas, claro,
entrar en tu vida."

Y entre estos versos, su cara
sonriendo.
Y sus manos, su juego,
su cintura, las risas.
Mi corazón que no para.
Este despertar que no termina.
Esta tinta mirándome a los ojos.
Las curvas de su pecho.
Este teléfono que habla con la imaginación.
Este sueño que se aviva.
Los días que pasaría yo en su pelo.
Las noches que perdería.

domingo, 5 de enero de 2020

Eras tú.

Soy el cuchillo y el costado,
los cuatro segundos de duda,
el grito, el dolor,
la canción que me destroza.
Soy la ceniza del cigarro,
mi alma pidiendo ayuda,
mis ojos cambiando de bando,
una seta en una carroza.

Tengo un agujero
que se alimenta por mi pecho
y profundiza por la espalda
donde quepo yo
donde cabes tú
y mi playa.
Y en él se cae mi alma
mi suero, mi voz.
Y nacen niños ciegos por la mañana
que ven la luz si beben alcohol.

No soy estos versos de verdad desnuda,
ni esta sal en mis mejillas.
No soy tu recuerdo
ni mis penas ni mis miedos.
Sí estoy hecho de tus besos
aunque eso ahora
ni pincha ni corta
y, además, parece un sueño.

Ya ni sé cuando era yo.
Ni mis manos tocan como tocaban.
No sé cuándo estuve feliz la última vez.
Aunque si sé que por aquel entonces nos ocupábamos del mar.
Y no nos daba miedo viajar a lo desconocido.
No puedo ponerle fecha a la última vez que hice el amor,
aunque sí sé que fue la última vez que el amor me visitó.
No sé en qué callejón estoy,
sí sé dónde quise estar.
Y sí, sí sé dónde me perdí.
No sé dónde estaba la última vez que me sentí cómo en casa,
pero allá donde fuera
eras tú.

Y ahora no tengo techo
y mis pies vagan descalzos por mi incendio.
Y con las manos desoladas
en silencio
recojo los restos del naufragio.
Haciendo de tripas corazón
y dejándote libre
con más pena que otra cosa.
Para que así vivas lo que soñaste
y yo, al menos, pueda verte bailar
entre los barrotes
qué mis propios demonios crearon.

No hay dolor más insoportable
que tener que obligarme
a olvidarte.
Obligarme a conseguir que seas nadie.
No sé escribir estos versos.
Solo me sale algo si te pienso.
Y eso, claro,
poco ayuda.
No pude entonces.
No puedo ahora.
Ya para la eternidad.


jueves, 2 de enero de 2020

22/12/2019

Hoy te nombro bajito
que para las pocas veces que escribo
cuando te tengo al lado
prefiero no despertarte.
Tu pecho se balancea suavemente
y tus manos calientes
se posan sobre la mía.
Cuando te despiertes voy a besarte.
Sí, otra vez.
No vaya a ser
que se le olvide a mi luna
cómo sabía el cielo.

Disculpa.

Sabes a tierra, agua, sal, olivos.
A noches candentes de pasión
enroscadas en el firmamento.
Y créeme,
a lo que más sabes es a renacimiento.
A alegría, luz, música.
Eres la mirada infinita de un niño
enfrascada en tu sonrisa,
y en la suya.
Eso eres.

Ahora, has cruzado tu pierna sobre la mía.
Te he tapado.
Has balbuceado,
así debe de sonar la vida al principio.