domingo, 29 de septiembre de 2019

Los domingos eran inviernos
hasta que encontré tu tocador.
En mi coche huele a verano
y cada cuatro asientos
me acomodo el retrovisor.
¿Cómo pueden ser tus besos
más fuertes que el whisky on the rocks?
Si tus manos son de terciopelo
y tus ojos dulces como el melón.

¿Y qué me dices de las vistas
que nacen de tu balcón?
Si desde ellas veo la Alhambra,
la Torre Eiffel
y escucho la orquesta Mondragón.
Nunca imaginé que hacer turismo
era tan fácil
sin salir de una habitación.
La verdad es que siempre fui frágil
a las musas
que viven con el corazón.

No puedo decir nada que no te haya dicho.
Ni añadir algo que no te imagines.
Pero si quieres, te lo repito.
Puedo en un papel
o en tu espalda.
Pero prefiero recitártelo al oído.
Bajito, como haría Lorca
en su Granada.

Y aléjate despacito,
descalza,
mirándome y sonriendo.
Enciende la luz
busca un escondite.
Y juega a seguir siendo
bola de nieve en fuego.
Qué yo seguiré aquí, tumbado
pensando
lo que te acabaré escribiendo.

viernes, 27 de septiembre de 2019

21/09/2019

Su pelo era el Mar Rojo
y en una barquita pescaba
en mis pupilas.
Su cintura bailaba
al ritmo del sonreír de mi tacto
y en su corta estatura
abracé sus cosquillas.

Solo hablaba de mi,
sin cigarro en la mano.
Siempre me gustó su perfume,
y yo feliz de que no lo haya cambiado
me atreví a bebérmelo.
Me susurraba algo que parecía latín
o eso quise leer en sus labios.
En la oscuridad me anclé a su espalda,
me desquicié despacio.
Y bajo las sábanas sembré
un mar de caricias y besos
y eso que no estábamos en temporada.

Se quedó a mi lado
y durmió.
Descansó
como en un domingo de resurrección.
Lo que unió la historia
lo acabó diviendo el despertador.
Y ahora la tengo
andando entre los andamios
de mi corazón bendito
preguntando a cada persona que dónde estoy.
Y eso que no me he ido.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Hoy te he soñado
rizada,
sonriendo y andando.
El sol había clareado tu pelo
y paseabas tus andares por mi sueño
como si de una realidad manifiesta se tratase.

Estábamos en un camino, a media tarde.
Debería de ser verano y el suelo estaba seco.
Tú eras el agua que necesitaba todo aquello
y te tenía yo,
y me tenías.
Y el paseo no acababa porque hay vidas que no deberían de acabar nunca.
Aunque sea inevitable terminar dando un salto de la cama.

Cómo lo aclara todo tu sonrisa.
¿Cómo?
Si estás tan lejos.
Cómo me pudo valer otra cosa.
No tiene mucho sentido.
Será la condena de la piel y los gemidos.
Al menos ahora te tengo
aunque nuestro tiempo quepa
en pocos suspiros.

lunes, 16 de septiembre de 2019

16/06/2019

El día después es una burla.
Un "no me importa".
Un "que os den".
El día después es una patada
a un perro callejero,
el asiento de un tren.
El día después amanece
como si no hubiera un ayer
entre el cuándo y el dónde
de un alma que grita.
El día después es un día más
en una suma que resta
en el cuaderno de nuestra vida.
El día después crece en alguna semana,
que ya no cuenta.
El día después es una mujer de pechos operados
que al café de mi pasado
le suelta un "nunca más".
En el día después morirán niños
y nos dará igual.
En el día después te menea el viento.
El día después te da y te quita el aliento.
El día después es una dedicatoria,
sin mala fe y con oratoria
cantada al anochecer.
En el día después crecen los enanos
vuelves a nacer
o estás muerto, ya sin querer.