jueves, 24 de abril de 2014

                Ando a estas horas perdido. Quizás el marchito reloj marque una hora pero te está mintiendo. Son las tres. Y es miércoles. Y sé que serán las cuatro o las cinco, tal vez; del siguiente martes y seguiré aquí. Imaginándote, entre estas cuatro paredes, sin aliento. Quizás mi mayor error seas tú, ahora, mi mayor arrepentimiento; o quizás sea creer en la vida, en las miradas; creer en las sonrisas, en las vidas pasadas. El tiempo es una bomba, un "walk with care" que nace de la desobediencia, cada segundo golpea el vaivén del viento; a su antojo. Nunca sabes si el signo final será positivo o negativo. Solo sabes que estás, aquí, sin mapa ni brújula que te diga a qué has venido o por que te has ido de donde estabas. He de reconocerlo: me evado. He descubierto un no se qué de tal que me desvaría de la monotonía de la ausencia. Ahora me tiene, atrapado, en su manto, en este justo instante; como cada noche desde hace semanas me atrapa. Es el único lugar donde me encuentro, porque te pierdes. Así sí duermo, aunque te sueñe.
 
                 Pero da igual todo. Dan igual mis palabras, la falsa espera, los besos dados, da igual mi impaciencia, mi corazón, mis sueños; dan igual mis ganas, mis aspiraciones, mis pasos, mis decisiones; dan igual mis manos, tus bromas, tus ojos aceituna, tu forma de ser, tu cintura; da igual cada idea, da igual cada acto, ya da igual hasta tu voz al final del túnel. Da igual todo porque vivo en una cárcel. Mi cárcel no tiene salida; no al menos sin reventar las paredes antes. Ya todo lo que amo, todo lo que fui, todo lo que quise ser está muerto. Murió. Lloré su recuerdo, padezco su ausencia. Pero es eso, es recuerdo. Efímeros momentos de felicidad que se grabaron en mi, que me hicieron, bajo pena de llantos. Ahora cada susurro, cada piel, cada mirada, cada palabra, cada labio que se ofrecen son aceptados. Son aceptados desde el rejuvenecimiento falso de alguien que sabe que se muere a cada día que pasa, son aceptados aun fallando a mi corazón. A veces no me gusto, casi siempre me fallo y me equivoco y me contradigo. Pero no es mi culpa, al menos me digo. Me considero una víctima del sistema de fracasos de Cupido. Me considero un "ciudadano sin quién", un daño colateral de una historia que no es mía, aunque escribí partes con empeño. Soy un largo etcétera de consonantes y vocales vacías que nunca serán oídas, que nunca serán mías.
 
              Buena suerte al caballero sin armadura que busque en el mar de sus dudas una pizca de pasión; les odiaré eternamente, les desearé lo mejor de corazón. Ojalá tuviese yo la oportunidad de un último "te quiero". Pero las cosas no funcionan así. Uno casi nunca tiene una última oportunidad. Por eso, aun a riesgo de pánico, hay que cogerlas. Hay que coger cada una de las ramas de la vida con la mayor fuerza posible. Al fin y al cabo, cada día se cae una; al fin y al cabo nunca vuelven una vez pisado el suelo.

lunes, 21 de abril de 2014

             
        La melancolía es una barrera, una cadena, una foto, pasada alegría, es tu risa, un ogro, tus pies, tu mano que se desliza, mi corazón que late; fuera tu ropa, que arde. Mi mente es una bomba de relojería, mis recuerdos saben un poco a ayer, mi presencia, mi artillería que se afloja, tu ausencia. La música de fondo haciendo su papel y se moja; y tú y yo, jugando de broma al querer; sin guion, sin un futuro que nos una, faltan cartas con corazón. Y mi yo que se muere, y tus ojos que los confundo con la luna. Que me matan cada noche al oscurecer, que me hacen más vivo cada día.
 
        A veces uno se deja ganar. Aunque duela. Dejarte pasar. Cual dolor de muelas. Hay cosas que tienen que brillar por si solas para que brille la vida. Si te paras a pensarlo solo jugamos con lo que tiene adrenalina. Soy un idiota de los de antes, de los que no tienen trajes, de los que se conforman, de los que quieren la felicidad del otro por encima de la de uno mismo, por imposible que parezca. Por eso acudo, creo; por eso huyo, lo sé.  Por eso, aunque muera un poco cada día, siempre estoy un tanto contento; al fin y al cabo lo que quiero y no tengo tiene lo que yo no tengo y quiero.

domingo, 6 de abril de 2014

Serían las seis,
como cada tarde.
Sentado en mi mesa
con el mismo jersey,
sin esperar(te) sorpresas.
con el café que arde.
Recordando.
El camarero que tarda,
yo que sigo esperando.
El sol que se acuesta,
yo que te doy la espalda,
mi corazón que protesta.
Ahora, en este mismo bar,
sin locura en las alturas
parezco mi caricatura.
Sin ti, sin mi, sin amar.
Este mismo aire
se ve perdiendo al azar.
Se acabaron los bailes.

Risas, copas y excesos.
Hacía calor pero no era verano.
Peligro: roces de manos,
alcohol en las venas y tabaco en el paladar.
Tu pelo que se hacía denso
conforme empezaba a soñar.
Tu casa era el destino,
sabías que podía ser malo contigo,
la culpa siempre ha sido de mis dedos,
están acostumbrados al sabor de tu ombligo,
qué pena que estés lejos.
En tu cama no había nada prohibido,
salvo yo.
Pérfido de ti me cohíbo.
No soy un colchón
a tu medida.
Incompatibilidad de ideas.
Así es la vida,
con más sinrazón que la que tengo en la cabeza.

Bohemia en el corazón,
me grita la cerveza,
estados de desesperación
asentados en la pobreza
del alma, del ser.
No hay agua, hay sed.
De tal palo uno crece.
De tal ausencia uno se hace.
Los recuerdos estremecen,
pero la lucha es lo que te renace.






jueves, 3 de abril de 2014

               Palabras mudas para oídos sordos. Ojos que no leen, dedos que escriben para aliviar el alma. Sentir que uno está un poco más vivo de lo que siente; estar un poco menos sentido de lo que uno escribe. Me balanceo, de aquí para allá; como si no importara nada (¿a caso importa? ¿a caso importo?), como si no tuviese la vista en ti. De un tiempo a tu parte, de un salto al "nosotros", de ahí al ahora solo faltan segundos pasados y futuros; un poco de droga, déjenme hacer un alto en el camino, nunca viene mal para acercarme a tu denominación de origen. En este tiempo he aprendido de todo; precioso, asqueroso, hermoso, banal, candente, frío, mentiras, verdades. He aprehendido lo que me ha interesado y a veces lo que no, lo que me ha enamorado (sorprendentemente), lo que me ha hecho despreciar, desaparecer. En el recuerdo las caricias, los besos, las miradas, las palabras que nunca fueron hacia mi y las que sí (menos, pero valen). ¿Cómo es posible tener en el recuerdo algo que no viviste? Fácil: el amor es un alma de doble filo que, por desgracia, te hace ver cosas que te quitan un poco de vida (¿o te da?). Con ellas, en el infierno (o en el cielo), arde un poco de mi en un fuego que difícilmente se apagará (para bien o para mal; lo sabes). Un fuego fatuo y eterno, lleno de "innecesidades", de "¿por qués?" sin respuesta que jamás serán resueltos y con una herida que yacerá conmigo hasta el fin de mis días (con o sin ganas).
 
               Nunca he escrito sobre esto; aun así sigo en clave de fa, eso es lo mejor de todo. Ni te darás cuenta. Lo cierto es que ni siquiera lo hablo; ni contigo ni sin ti. En ciertas ocasiones uno se encuentra con ciertas incapacidades del corazón, incapacidades de superación tan grandes que uno se limita a hacer como que no pasa nada (más de una vez lo he hecho y sé que no lo sabes). Aquí no pasa nada, señores. Pero simplemente, y pensándolo bien, pasa todo. Hay ciertas cosas que no están dentro de tus planes, ciertas realidades que se escapan a ti, que no controlas y que cuando te las encuentras la única solución es enfrentarte a ellas (aunque te cueste cada suspiro la vida misma). Es la vida, uno lo acepta y juega. Pero hay otras, hay ciertas situaciones que se presentan que son insuperables; la muerte, por ejemplo es una. Tengo más ejemplos, pero ya están implícitos (no los vas a entender, pero sabes que sé que eso te gusta; sabes que me encanta hacerlo). Será mi ser. No lo sé. Sólo sé que a uno, estas cosas, les hace hacerse más fuertes. Les hace ver de frente a esas personas que dicen ser una cosa y no serla, de frente, y catalogarlas. Puede parecer una estupidez, pero saber qué tipo de personas tienes al rededor es algo maravilloso (cosa de la que no te has dado cuenta, aún). Hace tiempo que sé el comportamiento de más de una persona a mi al rededor (siempre se me escapa alguien), finalmente catalogada. Y créanme, es maravilloso ver como, en el fondo, están más perdidas de lo que ellas creen (uno siempre está más perdido de lo que uno cree). Con todo mi respeto a ustedes, personas del "bien" por bandera ilusoria (no os tengo ningún respeto, realmente me dais fatiga). Sí, sí, a ustedes que siempre os dais la razón, sin tenerla. A ustedes que os argumentáis, sin argumentos. Gracias. Gracias por existir, a las personas "normales" nos hacéis un favor. Al fin y al cabo las personas miserables son miserables de principio a fin (uy, uy, lo que acabo de decir). Encontrada una, encontradas todas. Toda escoria está cortada por la misma navaja; así que no se desanimen señoras y señores, al fin y al cabo, el ánimo y la ilusión, son lo último que nos queda.