domingo, 16 de noviembre de 2014

Aunque nada me podía alejar del cielo ni de tu tierra;
a veces, era un holgazán por el miedo a tus praderas.
Y cuando intenté sacarte a bailar
no respondieron las piernas.
Y apareciste desnuda  sin avisar
en medio de mis coincidencias


Y entonces ya nada se puede contar a la hora de hacer las cuentas.
Y vuelo y sueño y vuelvo a soñar que aquí tú te presentas.
Y entonces me salvas de este puto huracán sonriendo a tu manera.
Y te beso, te beso y te vuelvo a besar observando cómo me besas.

Y ya nada queda de lo que empezó como un juego de mesa.
Y ahora solo estamos, solos tú y yo, juntando las estrellas
En mi cama solo hay sitio para los dos y tú tienes la reserva.
Te recuerdo, aquí, en mi habitación y se me rompen los esquemas.

Y entonces ya nada se puede contar a la hora de hacer las cuentas, 
y vuelo y sueño y vuelvo a soñar que aquí tú te presentas.
Y entonces me salvas de este puto huracán sonriendo a tu manera,
y te beso, te beso y te vuelvo a besar observando cómo me besas.
Y te miro, te pienso y te vuelvo a pensar buscando tus caderas.
Y te canto y te miro y te vuelvo a cantar buscando la vida entera

Y entonces ya nada se puede contar...

Hoy quiero de ti tu Luna, 
tus estrellas; 
la luz que te alumbra;
hoy quiero de ti que me dejes huella,
tu mar. 
Hoy quiero tus olas en mi espalda, 
tu azar, 
tu sed y tus ganas. 
Hoy quiero despertar contigo, 
jugar con tu ombligo, 
mirarte. 
Hoy quiero besarte hasta cansarte, 
te quiero soñar 
hasta que no me queden sueños, 
te quiero imaginar 
sin dueño, 
libre entre mis recuerdos. 

Hoy quiero de ti que me mires, 
que respires 
y me entiendas. 
Hoy quiero de ti que aprendas, 
que no te queden dudas 
mientras me besas. 
Hoy más que nunca te quiero desnuda 
humedeciendo las ramas secas de mi locura. 
Hoy, que no te veo, te quiero entre mis brazos. 
Hoy, que no te tengo, te necesito. 
Aquí, en mi regazo. 
Y rapidito, 
que ya se me hace largo.

Hoy quiero de ti tu cuerpo; 
tus manos, en mi pecho; y en el tuyo, mi aliento. 
Hoy quiero de ti tus piernas, 
tus caderas, tu boca llena 
de besos; 
besos de esos que hacen delirar. 
Hoy quiero de ti tu pelo, 
hoy quiero verte sudar.

Hoy, que no estás, deliro. 
Deliro entre los suspiros 
de mi corazón. 
Hoy, que no estás, engaño un poquito 
a la razón. 
Me vuelvo inquieto con tu mirada. 
Hoy, que pierdo, al no tenerte en mi cama 
me hago un poquito más viejo. 
Hoy todo me queda lejos, 
mientras tu tiempo se me escapa. 
Hoy, daría todo lo que tengo y más, por tenerte conmigo. 
Hoy, que eres lo mejor que he sentido, 
me siento un poco más vivo al pensar que me esperas. 
Hoy, que te conozco mejor que nunca, sé que eres el significado de la vida eterna; 
tú, entera.
Entera en ti, eres lo que pido. 




                      ¿Qué pido de ti? De ti te pido a ti. Como eres, como has sido, como serás. Que no cambies nunca, eso pido. Que seas tú, desde el principio y hasta el final. Que con eso basta. Que yo no quiero regalos, ni viajes, ni promesas. Que yo te quiero a ti, como eres. Que con eso voy sobrado. Que con eso soy feliz, contigo. Eternamente contigo.

martes, 11 de noviembre de 2014

 A quién me quita el sueño desde su sábana de pelitos:



De todas las cosas que soy, 
de todas las que fui, 
queda lo que doy, 
lo que me sale de ti. 

Aquí en mi cama, 
sobran ganas, 
falta tu calor. 
Aquí quema el sol, 
falta el mañana, 
me muero de amor.  

De todo lo que aprendí quedan mis canas, 
de todo lo que enseñé viven mis sueños. 
Ahora vivo y crezco, 
entre mis sábanas, 
esperando a que aparezcas. 

Yo vivo de lo que me dejas; 
por eso cuando atardece, 
mis pies se adormecen 
y mis ojos brillan; 
cuando se apaga la luz sonrío con lo que viene, 
vuelo perdiéndome, imaginándome tus mejillas. 
Yo, que sueño con lo que me prestas, 
suelo viajar entre tus recuerdos 
como si no hubiese otro medio de transporte; 
yo, que soy un buen viajero, 
solo quiero viajar a donde me lleve tu norte.
Por eso, ando como si estuviera loco.  
Perdido de cabeza, 
con solo tu certeza, 
suspirando al recordar que te toco. 

Últimamente tengo la mirada perdida,
y miro de la misma manera 
con la que el fin mira al suicida. 
Supongo que serán las ilusiones que me das, 
el fin de mi condena.
Será que me alegra ahora más la sal del mar, 
porque tiene tu nombre, 
será que desde que tu piel es tu piel yo soy un poquito más hombre. 

Será que son tus ojos, 
será que es tu sonrisa, 
será que ya no me mojo aunque llueva; 
será que ya ni en misa 
se creen lo que rezan. 
Será porque solo merece la pena creer en ti. 
Será que me pones nervioso. 
Será que te vuelvo a sentir
Será que contigo todo es hermoso.
Será que por ti, a mi,  no me hacen falta aviones.
Será mi mar de ilusiones
Quizás toda esta alegría sea porque te quiero. 
Quizás tenga algo de culpa,
eso de que por ti muero,
toda esa magia tuya.

martes, 4 de noviembre de 2014

Nieva,
lo veo desde mi ventana;
aquí el frío siempre entra,
da igual que eches la persiana.
Cómo suena el despertador,
cómo amenaza el reloj
desde la encimera.
Será la hora de levantarse y de huir.
De buscar a la primavera.
De salir de aquí.

Será, será en su momento,
que es ahora.
Me visto, salgo corriendo;
que estar aquí no me toca.
Suenan campanas,
las botellas de vino de ayer me vienen al recuerdo junto a la resaca;
se acaba,
se acaba el tiempo.
El mío, el tuyo, el del cielo.
Las gotas caen, las nubes se agrupan para más tarde marcharse.
El huracán amaina que ya no es tiempo de engañarse,
envaina su arma, se va y no dice adiós.
Las lluvia siempre vuelve, más dulce, más tenue, con o sin calor.
Por eso llevo paraguas, no vaya a ser que me coja de improvisto.
Por eso es mejor avanzar aunque sea junto a  las paredes, para sobrevivir está bien el ser listo.

domingo, 2 de noviembre de 2014

              Borracho, borracho de penas por tenerte aquí. Así me encuentro. Y de vino, de vino también; de mientras, a lo lejos, tocan la guitarra. Y pido canciones que te gustan, canciones que son para ti, que tú sabes que solo puedo pedir para ti. Como si las oyeras, como si supiesen (supieses) que son para ti (que lo sabes). Suenan gritos en la distancia; ellos te nombran, están en mi mente pero están, están, aquí presentes mientras tú, en tu duelo con la luz, te me decantas entre el cielo y la tierra. Ese cielo que nace en tus manos y muere en mi sombra, esa tierra que me devuelve al mundo de lo que tuve que descubrir por cuenta propia.

               Despistado, despistado entre tus palabras y tus actos. Esos que me describen, a veces, lo que quiero.  Esos que me describen, de vez en cuando, un futuro que no deseo; ese que creo que no es de verdad, ese que me asusta, ese que me da esperanza (cuando quieres), ese que no sé en que punto de la balanza de tu corazón está. Tus palabras y tus actos, un vaivén de idas y venidas sumergidas en su vicevérsico sentido, sentido que me abruma, que me encoge y  que me aterra. 

                Y luego, más allá del infinito azul estás tú con tu manera de ser, con tus pies caramelizados. Allí junto a la mar, te encuentras. Desnuda de libertades y sentimientos; alegre, como el sol cuando alumbra. Me miras y sonríes... Mientras te alejas, te alejas conforme te acercas. Tienes ese don de dar disparidad, de no saber realmente si te tengo cerca o lejos; tienes esa facilidad para tenerme en ti y a la vez ser capaz de hacer que me vea a años luz de tus caricias. Desquiciante y pegadiza eres; un rompecabezas que me trae loco, como si no supiese realmente que quieres en tu vida. A veces temo, te miro y temo. ¿Serás verdad? ¿Serás verdad o un producto de mi mente? A veces, mientras duermo me sumerjo en mi océano de dudas, me zambullo y me miento: deseo pensar que estás aquí, en tu lado de la cama, mirándome y recordándome que el cielo solo será nuestro. Y entonces despierto: estás al sur. Y mi cama sigue sola. Y mis manos vacías. Y mis ojos no miran ni quieren mirar. Y entonces me muero, y me pierdo en la noche. Y te vas, te vas lentamente. Te vas de mi, de mi mente. Y  me pierdo, me pierdo en el recuerdo del olor de tu pelo.

              Y desaparezco.
              Y desaparezco.