jueves, 28 de mayo de 2020

Lo que quiero.

Quizás escribir al aire me haga sentir 
que me lees cada día.
Y aunque sea mentira me ayuda a vivir
el imaginarte aquí metida.
Justo en esta cajita que diseñé para ti
donde laten mis manijas
guardo los sueños que me hacen feliz,
junto al recuerdo de tus mejillas.

Y si me dejas puedo ser
tu "Contigo" de Sabina
pero al revés.
Yo si quiero ser todo lo que necesitas.
No separarme de tu forma de vida.
Y viajar por el mundo aunque esté por arder.
Llevar los niños al colegio,
hacernos el disfraz de carnaval.
Ahorrar contigo,
llegar al altar.
Enroscarnos en verano en la arena,
ser ciento volando, ayer y mañana,
la pareja más preciosa del grupo,
ponerle nombre a tus canas.
Regalar la navidad en amor cada día.
Dejarte el lado seguro en la acera,
invitar a tu familia a comer. 
Besar tu barriga como se besa al amor de tu vida por primera vez.
Como te besé a ti.
Sincero por y para siempre. En un gesto.

Demasiadas veces me has hecho el hombre más feliz del mundo para una vida.
Demasiadas veces he sabido que no podía ser más feliz.
Demasiadas veces supe que jamás me enamoraría tanto de otro pelo.

Quiero hacerte el desayuno por las mañanas,
cuidarte cuando estés enferma,
ser lo que sueñas.
Quiero vivir contigo hasta el final.
Enamorarte todos los días.
Ser tu postal.
El paisaje eres tú.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Me he paseado entre las tinieblas de tu ausencia,
deshojando los recuerdo,
aclarando las carencias
y he encontrado en tus besos
el verdadero sabor del carmín.

He viajado de negro en oscuras diligencias,
sufrido mil suicidios
de sueños sin paciencia
que volaron asustados
porque no fueran a salir.

En cada rincón cabe mi corazón
esperando a ver si pasas
inventando esta canción.
Todas las horas son tuyas,
que mueran las dudas.
¿Y qué hago yo si despertar
me sabe mal
si no te puedo invitar
a vivir conmigo un día más?
No es mi culpa respirar
y que me sacie solo si tú estás.

He cantado como un grillo para que me oigan los peces,
he saltado de mundillo ignorando las paredes
que me pedían que no fuera yo
el que tocara tu canción.

Me he enfrentado a los tiburones con más dientes,
he caído en la trampa de la vida y sus preñeces.
Me he mirado al espejo y he visto tu reflejo bailando en el salón.

Yo vivo lo que me dejan vivir.
No puedo ser un ex patria hasta el fin.
Son todos tus dedos
los cuentos que yo quiero.
¿Y qué hago yo si late por ti
ese duende que vive entre mis cuatro costados?
No sé mentir ni para atrás,
pero sí se explicar hasta dónde me has calado.

Se me cae una pestaña y susurro tu nombre.
Como ese adolescente que ya te escribía poesías por las noches.
Quizás parezca idiota
pero el amor tiene estas cosas.
Solo te puedo prometer ser para ti.
Matarme todos los días porque seas feliz.
Darte lo que soy, no lo que temes.
Cuidarte hoy, cuidarte siempre.
Al tiempo le das igual,
él espera,
no desespera,
siempre te va a tener.
Cuando crees que pasa rápido
se vuelve lento en el alma
y por donde ya has cogido
te vuelve a poner.
El corazón no late hacia delante.
Late hacia dentro.
Por más que te quites, te da el encuentro
lo tuyo.
Por más que te pongas, no te será suficiente
lo que no es para ti.

Si estorbo tras la puerta
llamo al taxi y me voy.
Pero si quieres te hago la maleta
y me pierdo contigo, en ti.
No es mi culpa quererte,
ni tuya que me quieras.
Y huir parece miel.
Lo sé porque he huido miles de veces.
Y de todas me he arrepentido.
Y todas las cambiaría.
Y haría un agujerito para que me vieras.
Y en todos los caminos te he visto.
Y siempre aparecías reflejada en algún sitio.
Y cuando menos lo esperaba decía tu nombre en sueños.
Porque yo buscaba una realidad sin tu acento,
pero mi corazón pronuncia tu palabra
y eso hacía que el mundo me sonara raro.
Hasta me inventé reglas para volver a acentuarme.
Pero es imposible. No puedo.
Ni si quiera quise, en realidad.

Si tengo que actuar
lo hago encogido y falsamente
me pongo a sonreír.
Lo que me hace, lo que me nace
vive enjaulado en una cárcel de piedra.
Que juega
a hacerse el muerto.
Por no molestar.
Pero vive bien vivo.

Y un mundo de turrón
para endulzarte la sal.
Soplando bien fuerte para quitarte las penas.
Pido ser tu esquadrón,
tú hilo musical.
En la noche fría tu sol,
en el día claro tu luna llena.

Y una manta y un colchón
tras un huracán.
Me parece suficiente si es a tu vera.
Compartir un corazón,
cada día verte despegar.
Y tenerte a mi lado hasta que muera.

martes, 26 de mayo de 2020

A diario.

No es que me faltes tú,
es que no quiero que me faltes.
No quiero otra cara en la cama
ni en el supermercado
ni al salir de casa
ni otros llantos nacidos de otros vientres
salvo los que salgan de ti.
Esos son y serán vida.
Y los quiero todos.
Quiero escuchar tus carcajadas al otro lado del sofá.
Llamarte cuando no estés.
Que seamos comienzo y salida.

Quiero que me despiertes en la noche a patadas.
Quiero quemarte el desayuno.
Quiero hacer de tus decisiones, mi mundo.
Y bailar contigo cuando llueva.
No es que sin ti no pueda
es que no quiero.
No quiero olvidarme de cómo te huele el pelo
ni de cómo sabe tu hombro cuando lleva sal.
No quiero no volver a hacerte reír de un chiste malo.
Que ya no quiero beber vino solo en Viena.
Yo quiero contigo todas las ciudades.
Y pasarme el tiempo.
Y las edades del hombre.

Que yo quiero derribar las barreras
poniéndome encima de ellas
y gritar tu nombre.
Que yo quiero tu luz.
Y la quiero porque no sé hacer otra cosa que quererla.
Solo pido pasear contigo de la mano. Siempre.
Y que cuando quieras correr, corramos.
Y crear, constantemente crear.
Para que así, cuando no estemos,
brille la vida un poco más al recordarnos.

Tengo un historial de cosas que quiero contigo tan grande
que podría escribir mil vidas
y aún así me faltarían otras mil para cumplirlas.
Y me repetiría en muchas, en todas.
Y eso solo lo siento contigo.
Quiero hacerte feliz,
no solo que seas feliz conmigo.

Convencerte, a diario.
Cuidarte, a diario.
Verte crecer, a diario.
Crecer contigo, a diario.
Soñar contigo, a diario.

Todo lo que dice este poema, a diario.



lunes, 25 de mayo de 2020

Hoy voy a soñar contigo
y acamparé en tu pelo.
Miraré por tus ojos,
escucharé como tus labios hablan en sueños.
Sonreiré recordándote sonreír.
Te acariciaré las manos.
Te arroparé.
Recordaré como vibra tu barbilla cuando estás llorosa.
Me sentará como un puñal no estar para pararlo la próxima vez.
Pero miraré para otro lado,
me centraré en disfrutar cómo respiras.
Me recostaré en tu costado
y plantaré en las praderas de tu espalda los besos que te debo.
Así, aunque nadie los riegue,
dormirán siempre cerca de tus lunares.
Te abrazaré flojito para no desvelarte.
Lo haré como lo hace el aire.
El mismo que respiras.
El mismo que quisiera darte yo todas las mañanas.
Te escribiré versos en las plantas de los pies,
con cuidado, evitando las cosquillas,
para que así mi corazón guíe tus pasos.
Cuando salga el sol me iré despacio.
Roto.
Pero sabiendo que dormiste protegida.
Y, al llegar a casa,
pondré el despertador para despertarme
justo cuando duermas.

domingo, 24 de mayo de 2020

Este poema que lleva tu nombre
suena con un lento punteo.
Y con las luces que eres de noche
me hago un castillo para mis recuerdos.

En tu cuerpo vivía mi libertad,
mis manos en tu agua,
tu garganta crujiendo como el tronco incandescente.
Tu cintura manejando mi tempestad.
Yo que me recreo en tus detalles.

Cuando te fuiste me volví pequeño
y ahora soy tan grande que no te veo.
Pero cuanto más cerca del sol estoy
más fácil es añorar tu veneno.

Y no creas que no te perdonaría
cuando en tus ojos vive la felicidad.
Pero es que me vale tanto la tuya
que no soy nadie ya ni para molestar.

Pero todo los días pienso en ti.
Y vivo rodeado de momentos en los que tú deberías estar.
Sigo siendo el mismo idiota.
Yo te escribo.
Tú planeas tus sueños fuera de mi.

jueves, 21 de mayo de 2020

Ya, retirado y maldito.

Ya, retirado y maldito.
Balón bailando en el aro.
Sueños de niño,
camino del pelo plata de mi padre
y la vida en un grito.

Caín y Abel.
Los dos.
Mis brazos, tu nombre.
Las nubes, tu sabor.
No era hombre,
no merezco ese honor.

Suena el niño en el césped,
colecciona flores para ti.
Yo se las he pedido
mientras sonrío ahogado.
Pobre de mí.

Alcohol en el pecho.
A veces, también dentro.
Te ensueño de reojo y lavo mi mente.
El cielo me ha juzgado,
todo a aquel año es consecuente.

Ya, retirado y maldito.
Intento desprenderme de tu recuerdo.
Pero me persigue.
Viajo a un futuro imposible
cada lunes.
A las 15.
Me lo programo para que no me pille en otro momento.
Pero de nada sirve.
Siempre vuelves,
naces de mis adentros.

martes, 19 de mayo de 2020

En tu forma de vivir se disfruta la niña que aprendió a andar.
La cantante de peluches 
 que envejece y se va.
La que mira a la nada 
y se vuelve a preguntar: 
"¿Qué hago aquí?"

Cuando conduces 
manejas en libertad.
Ese disco de los Beatles 
lo vas a mejorar
si sigues entonando 
con la puta dulzura del jazmín.

Era verano y te apagabas, yo vivía de fiesta.
Como ahora, más o menos, solo que noviembre no era mi feria.
Tu vestido vaquero 
lo hicieron inspirados en París.

Aquella noche no debió terminar jamás.
Tus ojos bien marrones 
y de fondo el mar.
Un frío que pelaba, 
una buena excusa para abrazar.
Pero el tiempo no funciona así,
tanto lo bueno como lo malo viven en el fin.

Y ahora yo soy un desconocido.
Y tú para mi te has ido.
Y qué hermosos éramos y qué monos.
Ahora, tú, tonta.
Ahora, yo, tonto.

Ojalá de vez en cuando necesites mis abrazos por la espalda, desprevenida.
Un par de besos furtivos, 
una acaricia en el brazo.
Un paseo de la mano. 
Un "te quiero" en el oído y un adiós 
al despedirnos.

Y después cada uno a su cuento.
A rimar como podamos las palabras.
A hacer como si todo esfuerzo pudiera sustituir la verdad.
Esa que tienes tú.
Esa que tengo yo.
Esa que vive en el corazón eterna.
Aunque esté en los huesos muerta.

viernes, 15 de mayo de 2020

Lo que yo te amo está en tus ojos.
En como miras la vida.
En como me ciegas.
En como florecen tus labios
aunque ardan tus comisuras
en primavera.

Como yo te amo no lo hará otro.
Y tú lo sabes.
Pero no parece suficiente.
Por eso ardo.
Por eso me hieres.

Como a mi me gusta cuidarte
es como cuida el río de sus peces.
Aunque te escabullas
y me mojes la cara,
a veces.

No tengo remedio
y mis sueños se han despertado contigo.
Por eso cojo mi bombín
y me despido.
A ver si te encuentro después mientras me duermo.