lunes, 17 de junio de 2019

Tan solo un cuarto.

Me conformaría
con que la gente que conozco
me gustara tan solo un cuarto
de lo que tú me encantas.

Lo haría.
Y seguiría buscando tus ojos
como hacen en la noche los gatos.
Me casaría con ratas,
por tenerte otro rato.

Me serviría
entregar la mitad de la vida que me queda
si la otra mitad la paso contigo.
Me aliviaría
hacerte una poesía plena,
pero no me dejan los suspiros.

Me alegraría
que fueras la mujer más feliz.
Moriría cada mañana por eso.
Me bastaría
con saber que vives lo que te toca vivir
aunque no sean míos tus besos.

Necesitaría
comprobar que te amarán como lo hago yo.
Para así poder retirarme tranquilo.
Me partiría
durante 20 vidas más el corazón,
solo para volver a tocar tu ombligo.

Y perderme en él,
en ti y en tu pelo.
Y morirme de risa aunque me fueras a matar de amor.
Y volver a cometer los mismos errores.
Los mismos,
para así volver a poder besarte.
No cambiaría ni uno,
aunque me llevaran inevitablemente a estas palabras.
A estas palabras ahogadas en ti.
Ojalá pudiera volver a conocerte,
volver a ponerte nerviosa,
a cabrearte,
a volverte loca.
Ojalá estas palabras  tuvieran magia,
ojalá yo hubiese sabido mantener la mía.









miércoles, 12 de junio de 2019

Siempre está en mi mente acosándome,
preguntándome cómo me ha ido el día,
a veces ignorándome.
Se pasea por mis recuerdos y me atrapa como una enredadera
para luego colarse por mi ventana en forma de alguna canción.
Siempre que puede me recuerda que no tiene compasión.
Y yo hago lo que puedo por seguir respirando.

Yo no la busco pero ella siempre me encuentra.
Sabe por qué calles ando,
y más si estoy de juerga.
Me cuida, aunque esté lejos.
No la quise cuando estuvo cerca.
Tiene el don hasta de escuchar a los que no hablan,
de volver loco al que nunca perdió la cabeza.
Es increíble, en todos los aspectos.
Y yo, me limito a observarla como haría cualquier entendido en la materia.

Su acento es el deje que entreteje el amor entre la luna y el sol.
"No nos tocamos pero nos sentimos".
Tiene una profundidad en su mar claro que atraparía al mejor nadador.
Su corazón, siempre en alerta, me chivatea de vez en cuando algún que otro secreto.
Y a mi, eso, me devuelve a la vida
por momentos.

Cómo reía, cómo caminaba,
cómo bromeaba, cómo jugaba con su pelo.
Cómo la ignoraba y cómo la anhelo.
Cómo me gusta, cómo nos llamamos.
Cómo se va y viene. Cómo me mato.
Cómo iría a por ella.
Cómo la tengo tan allí.
Cómo la siento tras la puerta
cuando quiero salir
junto a la pared que manchamos.
Cómo está y no está.
Cómo me pierdo.
"¿A qué hora sales de trabajar?"
"Hoy no toca, cielo".
Cómo sobrevive a la semana.
Cómo late su corazón.
Cómo se lame las heridas con ganas.
Cómo vuela al por menor.
Cómo se pasa de Madrid a Venus,
cómo sueña.
Cómo me la imagino tomando el sol,
cómo deja mi boca seca.





domingo, 9 de junio de 2019

Me tiene demasiado loco.
Perdería los dedos por acariciar sus piernas todos los días,
cada minuto,
aunque sea un poco.

Saltaría por sus nudillos,
esquiaría por su espalda,
me bebería su costado.
Le hablaría lentito al oído
contándole mis ganas
de soñar a su lado.

Cada segundo sería un beso.
Pintaría el mar del color de su piel.
Mi trabajo sería construirle versos.
Abriría todos los caminos que se me cierran
por volverla a ver.
Y todo sin quitarle el ojo a sus lunares.

Si tuviera la oportunidad me perdería en su pelo,
la abrazaría cuando se sintiera desnuda,
sería su eterno consuelo.
Haría de sus pechos, mis altares.

En sus pestañas hay más vida que en el sistema solar
y eso que son cortitas.
Su iris marrón sabe hablar
sobre todo si le borbotea una sonrisa.

Parece que nació para hacerme reír.
Desde que la conocí
me cuelgo de sus hombros siempre que puedo.
Correría hasta ella cada despertar
si no fuera porque me hace sentir los pies lejos del suelo.

Bajo su jersey esconde una verdad
que guarda su corazón
y proteje sus dudas.
Es su boca la que sabe besar
como lo hace la vida
cuando te educa.

miércoles, 5 de junio de 2019

Aquí donde yo vivo.

El aire está quemado.
El suelo amarillo.
Aquí donde yo vivo.
Los árboles se han deshidratado.
La muerte sube por los tobillos.

Los pájaros no tienen donde descansar.
Los insectos se acumulan bajo las piedras.
Los rastrojos sueñan con volar
aunque vivan entre la mierda.

Hace meses que no cae una gota de agua.
Los pozos están vacíos.
Las malas hierbas desean ser algas
solo por experimentar un poco de frío.

Y en medio yo,
que escribo.
Arrancándome el corazón
y dejándolo entre estos olivos.
Voy desapareciendo sin perdón,
relacionando soledad contigo.
Porque vivir sin ti
es como sobrevivir aquí,
todos los días,
solo conmigo.